12/05/2018, 12:46
El Uchiha observó en silencio cómo su alumna tomaba los shuriken y empezaba a arrojarlos contra los muñecos de entrenamiento. Karma acertó sin problema a los cuatro que se encontraban más cerca —excepto a uno, que estaba a cubierto tras una plancha de madera en la que el proyectil quedó trabado—, pero tuvo más dificultades para alcanzar a los demás. De los tres que se encontraban a distancia media, dos estaban a cubierto. La chica acertó en el pecho al que estaba expuesto, pero falló a la hora de alcanzar al segundo —a salvo tras una supuesta barricada—. Al tercero le rozó el hombro, pero el shuriken llevaba muy poca fuerza y no consiguió clavarse.
A los tres restantes, que estaban demasiado lejos, ni siquiera les tocó. Akame entendió al instante que aquello no sólo se trataba de falta de puntería y destreza en el manejo de las estrellas ninja, sino que Karma carecía de la fuerza física necesaria como para lanzar los shuriken con suficiente potencia para llegar hasta esa distancia.
—¡Tiempo! —exclamó el Uchiha, apenas un segundo después de que la kunoichi lanzase su último shuriken—. Cinco de diez, bueno, algo es algo —valoró sin tapujos el jōnin, meditativo—. Tu puntería no está mal para tu nivel, pero necesitas entrenar tu potencia física. Creo que si fueses capaz de lanzar los shuriken con más fuerza, habrías acertado a los objetivos más lejanos.
Entonces el jōnin cayó en la cuenta de algo.
—Bien, ahora probemos el mismo ejercicio... Pero con senbon —añadió, chasqueando los dedos. «Ahora veremos si mi hipótesis es correcta»—. Según creo tienes algunas agujas en tu portaobjetos, ¿verdad?
»Repetiremos el ejercicio, pero esta vez tendrás la mitad de tiempo.
A los tres restantes, que estaban demasiado lejos, ni siquiera les tocó. Akame entendió al instante que aquello no sólo se trataba de falta de puntería y destreza en el manejo de las estrellas ninja, sino que Karma carecía de la fuerza física necesaria como para lanzar los shuriken con suficiente potencia para llegar hasta esa distancia.
—¡Tiempo! —exclamó el Uchiha, apenas un segundo después de que la kunoichi lanzase su último shuriken—. Cinco de diez, bueno, algo es algo —valoró sin tapujos el jōnin, meditativo—. Tu puntería no está mal para tu nivel, pero necesitas entrenar tu potencia física. Creo que si fueses capaz de lanzar los shuriken con más fuerza, habrías acertado a los objetivos más lejanos.
Entonces el jōnin cayó en la cuenta de algo.
—Bien, ahora probemos el mismo ejercicio... Pero con senbon —añadió, chasqueando los dedos. «Ahora veremos si mi hipótesis es correcta»—. Según creo tienes algunas agujas en tu portaobjetos, ¿verdad?
»Repetiremos el ejercicio, pero esta vez tendrás la mitad de tiempo.