13/05/2018, 02:21
—¿Q-qué? ¿Cómo?
Levanté lentamente la mirada para ver la expresión facial del pelinegro, estaba bastante sorprendido, se veía confuso, y no sabía el porqué, ¿por qué tanto interés en ella? No obstante, mi rostro seguía demostrando seriedad en el asunto, y aunque ahora no me encontraba cabizbajo, no mantenía un contacto directo con sus ojos.
—Keisuke, ¿a qué te refieres con…? ¿Acaso está de misión? ¿O es que…? — Dijo nervioso, podía sentirlo, desde ahí notaba como él se exasperaba por el pasar de los segundos, segundos en los que yo alargaba su agonía y me mantenía en silencio. —Keisuke, por favor, dime que le está pasando. ¿Querías que te enseñase un Genjutsu? Hecho. ¿Dinero? Hecho también. Pídeme lo que quieras, Keisuke, y es tuyo.
Tragué grueso al escuchar sus ofertas, y no específicamente por lo que ofrecía, sino porque estaba dando una especie de recompensa por información, como sí él la conociera bien, cómo sí fuera más que una kunoichi para él... —Y-yo... Lo siento, es algo delicado el asunto.— Comenté un tanto nervioso también, mis labios temblaban un poco y mi rostro se arrugó por un instante, y luego recuperaron su apariencia habitual. —No sé que clase de relación tenías con ella, pero es algo de lo que no estoy autorizado a hablar.— Zanjé sin más.
Ahora me sentía mal, sentí pena por Uchiha Datsue, sentía verguenza de saber la verdad.
Levanté lentamente la mirada para ver la expresión facial del pelinegro, estaba bastante sorprendido, se veía confuso, y no sabía el porqué, ¿por qué tanto interés en ella? No obstante, mi rostro seguía demostrando seriedad en el asunto, y aunque ahora no me encontraba cabizbajo, no mantenía un contacto directo con sus ojos.
—Keisuke, ¿a qué te refieres con…? ¿Acaso está de misión? ¿O es que…? — Dijo nervioso, podía sentirlo, desde ahí notaba como él se exasperaba por el pasar de los segundos, segundos en los que yo alargaba su agonía y me mantenía en silencio. —Keisuke, por favor, dime que le está pasando. ¿Querías que te enseñase un Genjutsu? Hecho. ¿Dinero? Hecho también. Pídeme lo que quieras, Keisuke, y es tuyo.
Tragué grueso al escuchar sus ofertas, y no específicamente por lo que ofrecía, sino porque estaba dando una especie de recompensa por información, como sí él la conociera bien, cómo sí fuera más que una kunoichi para él... —Y-yo... Lo siento, es algo delicado el asunto.— Comenté un tanto nervioso también, mis labios temblaban un poco y mi rostro se arrugó por un instante, y luego recuperaron su apariencia habitual. —No sé que clase de relación tenías con ella, pero es algo de lo que no estoy autorizado a hablar.— Zanjé sin más.
Ahora me sentía mal, sentí pena por Uchiha Datsue, sentía verguenza de saber la verdad.