13/05/2018, 17:38
La pregunta le cayó a Datsue como un tobo de agua helada, pude ver como su gesto se congelaba, ahora era él quien no se encontraba ahí, se quedó en silencio por varios segundos, seguramente con una duda existencial, ¿qué debía hacer? Eso debía estar preguntándose, o eso es lo que yo estaría preguntandome.
Me quedé en silencio el tiempo que fuese necesario, permitiendo que el pelinegro debatiese internamente, esperé su respuesta.
—Más de lo que debería —Respondió con franqueza--. Más de lo saludable —Con aquellas palabras su voz se quebró, su rostro se arrugó y las lágrimas brotaron de sus ojos, estas se escurrieron por sus mejillas y cayeron inevitablemente al agua.—. Todo.
Mi rostro se arrugó al igual que el de él, mis labios temblaron, llevé mis manos a mis ojos rápidamente y previne un par de lágrimas, respiré profundo y entonces me acerqué a él y puse mi mano en su hombro. —Lo siento.— Comenté con tono consolador y luego mis manos tocaron su espalda, y nuestros cuerpos se aproximaron un poco más.
—Ayudar a Aiko es algo sumamente peligroso... Necesitaremos ayuda, gente de confianza, de extrema confianza.— Murmuré dando a entender que tenía mi apoyo. —Necesitamos un maestro en fuuinjutsu y eso no será lo único.— Se notó el pesar en mis últimas palabras.
Nuestros cuerpos terminarían separándose y le miré directamente a lo ojos, ahora tenía que decirle otra cosa de relevancia.—Sé dónde está, solo que no sé exactamente en que parte de ese lugar.— Revelé. —Llevará bastante tiempo localizarla...
Me quedé en silencio el tiempo que fuese necesario, permitiendo que el pelinegro debatiese internamente, esperé su respuesta.
—Más de lo que debería —Respondió con franqueza--. Más de lo saludable —Con aquellas palabras su voz se quebró, su rostro se arrugó y las lágrimas brotaron de sus ojos, estas se escurrieron por sus mejillas y cayeron inevitablemente al agua.—. Todo.
Mi rostro se arrugó al igual que el de él, mis labios temblaron, llevé mis manos a mis ojos rápidamente y previne un par de lágrimas, respiré profundo y entonces me acerqué a él y puse mi mano en su hombro. —Lo siento.— Comenté con tono consolador y luego mis manos tocaron su espalda, y nuestros cuerpos se aproximaron un poco más.
—Ayudar a Aiko es algo sumamente peligroso... Necesitaremos ayuda, gente de confianza, de extrema confianza.— Murmuré dando a entender que tenía mi apoyo. —Necesitamos un maestro en fuuinjutsu y eso no será lo único.— Se notó el pesar en mis últimas palabras.
Nuestros cuerpos terminarían separándose y le miré directamente a lo ojos, ahora tenía que decirle otra cosa de relevancia.—Sé dónde está, solo que no sé exactamente en que parte de ese lugar.— Revelé. —Llevará bastante tiempo localizarla...