30/08/2015, 14:27
La anciana asintió, sin parecer molestarse por la incisión de Yota. Al parecer, no le debía importar que la acompañasen. Juro esperó que fuese una mujer de buen corazón, y uno les llevase hasta su muerte. Quizá se estaba poniendo muy melodramático.
Antes de continuar, Yota le instó a seguir. Juro le devolvió la sonrisa, recordando que por culpa suya estaba metidos en aquel lio. No podía desconfiar. Juro asintió ante los animos de Yota, era verdad, debían seguir.
Ambos siguieron caminando, y pronto cogieron el ritmo de la anciana. No era demasiado lenta, ambos podrían ver que se desenvolvía bien con el bastón, pero seguía necesitandolo para poder caminar. Juro rezó silenciosamente para que los veinte minutos fueran a su paso.
— He visto rondar a animales por esta zona. Tratad de no acercaros mucho a los arbustos, nunca se sabe.
Sin variar su tono, siguió con el camino. Juro no podría evitar observar los arbustos, en busca de más movimiento. Afortunadamente, no veía nada. Esperó que a ningún animal le diese por atacarles. Tras cinco minutos de caminata, terminarían por llegar a otra encrucijada. Dos caminos se alzarían ante ellos, separados por el bosque.
— El bosque se ramifica solo — explicó la anciana, con algo de orgullo en su voz.
La mujer tomo el camino de la izquierda, sin titubear. Juro esperó que conservase bien la memoria. Un solo fallo, y podrían acabar mal.
— Odio estas encrucijadas — declaró, en un tono bajo, para que la vieja no le escuchase. Si lo hizo, no dio señales de ello.
Después de varios minutos caminando sin ninguna complicación por el verdoso sendero, la anciana se paró en seco. Dio varios pasos hacia atrás con el bastón, mientras murmuraba palabras inconclusas.
— Algo anda mal... — mencionó, y por primera vez, su sonrisa había desaparecido — ¡Tened cuidado¡
Si agudizaban el oído,ambos jóvenes podrían escuchar un bramido. Más bien, un gruñido que resonó en los alrededores. La anciana siguió retrocediendo, quedando por debajo de ellos, y moviéndose hacia los arbustos del lado contrario al del sonido.
El sonido volvería a repetirse, más cerca, más fuerte. Se escuchaba algo removiendo los arbustos, acercándose. Repentinamente, varios metros por delante del camino al que se dirigían, una figura surgió de los arbustos cercanos, corriendo. Era un oso, según pudo ver Juro, pero estaba totalmente enloquecido. Tenía el pelaje marrón, y algo de sangre goteaba por él. Pudo ver que efectivamente, tenía un corte en el lomo, bastante grande.
Juro dejó escapar un gemido ahogado de sorpresa por verlo. La anciana ya había desaparecido entre los arbustos, y los chicos no tenían mucha escapatoria. Podían tratar de huir escalando los árboles, si no les pillaba antes. El oso se quedo quieto, observado a sus presas si estas no escapaban, en posición amenazante.
Antes de continuar, Yota le instó a seguir. Juro le devolvió la sonrisa, recordando que por culpa suya estaba metidos en aquel lio. No podía desconfiar. Juro asintió ante los animos de Yota, era verdad, debían seguir.
Ambos siguieron caminando, y pronto cogieron el ritmo de la anciana. No era demasiado lenta, ambos podrían ver que se desenvolvía bien con el bastón, pero seguía necesitandolo para poder caminar. Juro rezó silenciosamente para que los veinte minutos fueran a su paso.
— He visto rondar a animales por esta zona. Tratad de no acercaros mucho a los arbustos, nunca se sabe.
Sin variar su tono, siguió con el camino. Juro no podría evitar observar los arbustos, en busca de más movimiento. Afortunadamente, no veía nada. Esperó que a ningún animal le diese por atacarles. Tras cinco minutos de caminata, terminarían por llegar a otra encrucijada. Dos caminos se alzarían ante ellos, separados por el bosque.
— El bosque se ramifica solo — explicó la anciana, con algo de orgullo en su voz.
La mujer tomo el camino de la izquierda, sin titubear. Juro esperó que conservase bien la memoria. Un solo fallo, y podrían acabar mal.
— Odio estas encrucijadas — declaró, en un tono bajo, para que la vieja no le escuchase. Si lo hizo, no dio señales de ello.
Después de varios minutos caminando sin ninguna complicación por el verdoso sendero, la anciana se paró en seco. Dio varios pasos hacia atrás con el bastón, mientras murmuraba palabras inconclusas.
— Algo anda mal... — mencionó, y por primera vez, su sonrisa había desaparecido — ¡Tened cuidado¡
Si agudizaban el oído,ambos jóvenes podrían escuchar un bramido. Más bien, un gruñido que resonó en los alrededores. La anciana siguió retrocediendo, quedando por debajo de ellos, y moviéndose hacia los arbustos del lado contrario al del sonido.
El sonido volvería a repetirse, más cerca, más fuerte. Se escuchaba algo removiendo los arbustos, acercándose. Repentinamente, varios metros por delante del camino al que se dirigían, una figura surgió de los arbustos cercanos, corriendo. Era un oso, según pudo ver Juro, pero estaba totalmente enloquecido. Tenía el pelaje marrón, y algo de sangre goteaba por él. Pudo ver que efectivamente, tenía un corte en el lomo, bastante grande.
Juro dejó escapar un gemido ahogado de sorpresa por verlo. La anciana ya había desaparecido entre los arbustos, y los chicos no tenían mucha escapatoria. Podían tratar de huir escalando los árboles, si no les pillaba antes. El oso se quedo quieto, observado a sus presas si estas no escapaban, en posición amenazante.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60