14/05/2018, 18:40
Karma parecía tan dura consigo misma y, al mismo tiempo, tan entusiasmada por poder demostrar su valía, que Akame no podía evitar verse reflejado en ella unos cuantos años antes; cuando era un criajo de Academia. O incluso antes... Habiendo tenido que matar a su primer amigo.
Sacudió la cabeza y volvió a la realidad para centrar su mirada en los monigotes de entrenamiento. A diferencia de los shuriken, las agujas habían volado raudas y bastante más certeras. «Está claro que se siente más cómoda manejando esa clase de armamento... Aunque, joder, qué mal rollo me ha dado eso de "el dolor que provocan es exquisito"... A esta chica le falta un tornillo», caviló el joven sensei.
Akame se acercó y evaluó en voz alta los resultados.
—Bueno, bueno, ¡siete aciertos! —contó—. Nada mal. Sin duda sabes elegir tu armamento... Eso es una buena cualidad en un ninja. Conocer tus debilidades y fortalezas y actuar en torno a ellas te salvará la vida más de una vez.
Él lo sabía, hablaba desde la experiencia y el ejemplo. Eso le provocó un extraño sentimiento que nació en la boca del estómago, un calorcito extraño que le empujó a sacar pecho. Orgullo.
Sin embargo, había una cuestión...
—¿Acupuntura? —inquirió, cómicamente suspicaz—. ¡Venga ya! Pero si todo el mundo sabe que es una pseudociencia como mucho. No soy médico, pero si existe un sólo estudio fiable en Oonindo que avale su eficacia, mis cojones son claveles.
»Ah no, y no me vayas a sacar el ejemplo de esos timadores de Bioninja.
Sacudió la cabeza y volvió a la realidad para centrar su mirada en los monigotes de entrenamiento. A diferencia de los shuriken, las agujas habían volado raudas y bastante más certeras. «Está claro que se siente más cómoda manejando esa clase de armamento... Aunque, joder, qué mal rollo me ha dado eso de "el dolor que provocan es exquisito"... A esta chica le falta un tornillo», caviló el joven sensei.
Akame se acercó y evaluó en voz alta los resultados.
—Bueno, bueno, ¡siete aciertos! —contó—. Nada mal. Sin duda sabes elegir tu armamento... Eso es una buena cualidad en un ninja. Conocer tus debilidades y fortalezas y actuar en torno a ellas te salvará la vida más de una vez.
Él lo sabía, hablaba desde la experiencia y el ejemplo. Eso le provocó un extraño sentimiento que nació en la boca del estómago, un calorcito extraño que le empujó a sacar pecho. Orgullo.
Sin embargo, había una cuestión...
—¿Acupuntura? —inquirió, cómicamente suspicaz—. ¡Venga ya! Pero si todo el mundo sabe que es una pseudociencia como mucho. No soy médico, pero si existe un sólo estudio fiable en Oonindo que avale su eficacia, mis cojones son claveles.
»Ah no, y no me vayas a sacar el ejemplo de esos timadores de Bioninja.