15/05/2018, 16:48
El hospedaje y la noche pasaron sin mayores inconvenientes, y a la mañana siguiente, Kojima Karma pudo llegar al fin a su destino. Allí, en medio del bosque, el agua inundaba lo que hacía no tanto era un enorme cráter, el único rastro que había quedado de la antigua Konohagakure. Ahora, sus recuerdos habían sido ahogados por un lago, cuyas aguas cristalinas eran un reflejo del cielo, azul y claro, con alguna que otra nube aquí y allá y un sol que salía por el horizonte.
En el centro, una isla artificial, a la que se podía llegar saltando por unas plataformas carmesíes, pequeñas y circulares, que sobresalían de la superficie del lago. Unas plataformas que no iban en línea recta, sino dando círculos, en una espiral que se iba acercando poco a poco al centro.
Sí, en espiral, y es que si alguien pudiese contemplar el lago desde el cielo, como Shiona a buen seguro hacía, observaría que dichas plataformas dibujaban el símbolo de Uzushiogakure no Sato. Un pequeño detalle que no todo el mundo se daba cuenta.
Al llegar al centro del islote, Karma pudo contemplar a la Tercera Uzukage. Un fiel retrato de la mujer fuerte y decidida que Oonindo había perdido para siempre. Fuerte, sí, pero también amable. Comprensiva. Incluso en forma de piedra, su mirada todavía seguía transmitiendo esa paz y tranquilidad capaz de sosegar al corazón más agitado.
Dicen que Uzumaki Shiona perdió la vida luchando en aquellas aguas. Un servidor no está de acuerdo. Un servidor piensa que sigue viviendo, en todos y cada uno de los corazones de sus hijos.
En los corazones de los ninjas de Uzushiogakure no Sato.
En el centro, una isla artificial, a la que se podía llegar saltando por unas plataformas carmesíes, pequeñas y circulares, que sobresalían de la superficie del lago. Unas plataformas que no iban en línea recta, sino dando círculos, en una espiral que se iba acercando poco a poco al centro.
Sí, en espiral, y es que si alguien pudiese contemplar el lago desde el cielo, como Shiona a buen seguro hacía, observaría que dichas plataformas dibujaban el símbolo de Uzushiogakure no Sato. Un pequeño detalle que no todo el mundo se daba cuenta.
Al llegar al centro del islote, Karma pudo contemplar a la Tercera Uzukage. Un fiel retrato de la mujer fuerte y decidida que Oonindo había perdido para siempre. Fuerte, sí, pero también amable. Comprensiva. Incluso en forma de piedra, su mirada todavía seguía transmitiendo esa paz y tranquilidad capaz de sosegar al corazón más agitado.
Dicen que Uzumaki Shiona perdió la vida luchando en aquellas aguas. Un servidor no está de acuerdo. Un servidor piensa que sigue viviendo, en todos y cada uno de los corazones de sus hijos.
En los corazones de los ninjas de Uzushiogakure no Sato.