15/05/2018, 22:05
Un rugido quebró el delicado silencio que se había mantenido tras las palabras de Juro. Un oso panda de unos tres metros de altura parecía haber dado la orden de seguir adelante. Él y los cuatro osos más pequeños pero igual de feroces empezaron a acercarse en carrera bajando la ladera. Iban completamente desbocados, cosa que no pasó desapercibida por el cazador, que con una precisión y una calma nacida de la experiencia, disparó un virote a la pata de uno de los pandas, que ladeó para esquivarlo chocando contra otro en el proceso y cayendo ambos en carrera.
Empezaron a rodar sin control, chocando contra el grande, que se detuvo un segundo, les movió de un manotazo y volvió a correr hacia la hoguera. Ahora tenía a dos por delante, lo cual le pareció algún tipo de ofensa y rugió. Esos dos pandas parecieron entender lo sucedido, también fruto de la experiencia, pues desprendían un miedo a su líder palpable en el ambiente.
Eso les hizo ganar tiempo suficiente para que las llamas se apagasen, se las tragase el chakra y volviese al pergamino. Los animales no pararon, obviamente.
— ¡Vale! ¡Ahora apártate!
Y se lanzó a un lado apartándose de la trayectoria de los osos.
Empezaron a rodar sin control, chocando contra el grande, que se detuvo un segundo, les movió de un manotazo y volvió a correr hacia la hoguera. Ahora tenía a dos por delante, lo cual le pareció algún tipo de ofensa y rugió. Esos dos pandas parecieron entender lo sucedido, también fruto de la experiencia, pues desprendían un miedo a su líder palpable en el ambiente.
Eso les hizo ganar tiempo suficiente para que las llamas se apagasen, se las tragase el chakra y volviese al pergamino. Los animales no pararon, obviamente.
— ¡Vale! ¡Ahora apártate!
Y se lanzó a un lado apartándose de la trayectoria de los osos.