16/05/2018, 00:03
El forcejeo contra los pájaros —cabe decir que eran una pareja de mirlos— provocó la caída del nido junto a sus polluelos. Uno de ellos rebotó y cayó fuera de éste; el otro, quedó enterrado bajo el propio nido, que en la caída se había dado la vuelta.
El mirlo hembra —la de plumaje marrón claro— descendió rápidamente al suelo, yendo a preocuparse por sus crías. El macho también, pero se quedó encarando a Karma, adelantando y retrasando su posición con saltitos pequeños, mientras no paraba de batir las alas y de gorjear amenazadoramente. Amenazar —para su desgracia— era lo único que podía hacer ante una depredadora tan grande.
Pese al follón que se había montado, al menos ahora Karma tenía vía libre para la limpieza.
El mirlo hembra —la de plumaje marrón claro— descendió rápidamente al suelo, yendo a preocuparse por sus crías. El macho también, pero se quedó encarando a Karma, adelantando y retrasando su posición con saltitos pequeños, mientras no paraba de batir las alas y de gorjear amenazadoramente. Amenazar —para su desgracia— era lo único que podía hacer ante una depredadora tan grande.
Pese al follón que se había montado, al menos ahora Karma tenía vía libre para la limpieza.