16/05/2018, 03:21
Si tú, que estás leyendo, llegas a oír la historia de ésta misión, nunca vas a escuchar de su boca que llegó a sentirse culpable. Dirá, ¡oh, pero si es que son sólo gajes del oficio! o ¿que se murió quién? cuando realmente tuvo que pasar unas cuantas malas noches por recordar el rostro sin vida, vacío, como la cáscara de un huevo de lagarto. Aputándole con la mirada perdida y acusándolo de cobarde, cuando sólo había puesto sus propios intereses por sobre la vida de un completo desconocido.
«Al menos tu sacrificio no será en vano, y tampoco para Kila»
¿Y para Kila por qué? pues ... tendría que averiguarlo.
Kaido se volvió a escurrir entre la madera, y en la seguridad del exterior, tomó el camino de retorno a Baratie. El por qué era muy simple, y es que se acordó de una metáfora que le contó una vez Yarou, su sensei, acerca de los tiburones. De cómo algunas manadas de estas bestias elegían al más pequeño de todos para infiltrarse en algún cardúmen profundo y atacar así a su alimento desde dentro.
Kaido iba a hacer lo mismo, y Kila era su salvo conducto. Tan sólo tendría que encontrarla.
«Al menos tu sacrificio no será en vano, y tampoco para Kila»
¿Y para Kila por qué? pues ... tendría que averiguarlo.
Kaido se volvió a escurrir entre la madera, y en la seguridad del exterior, tomó el camino de retorno a Baratie. El por qué era muy simple, y es que se acordó de una metáfora que le contó una vez Yarou, su sensei, acerca de los tiburones. De cómo algunas manadas de estas bestias elegían al más pequeño de todos para infiltrarse en algún cardúmen profundo y atacar así a su alimento desde dentro.
Kaido iba a hacer lo mismo, y Kila era su salvo conducto. Tan sólo tendría que encontrarla.