16/05/2018, 16:56
Un nuevo día en Amegakure, el sol como siempre se ocultaba detrás de las permanentes nubes de tormenta que casi nunca paraban de fundirse en gotas de agua fría. Mucha gente vivía en la aldea, no tanta gente como para decir que por cada gota de agua que caía había una persona, pero si fuese así, se podría llegar a decir que había una gota que no iba a caer más. Nunca más.
Manase Mogura ingresó por el portal del Edificio del Arashikage, vestía su chaleco y su chapa en el lugar reglamentario. Dedicó una ligera reverencia al recinto como si de un lugar sagrado se tratase. Seguidamente reposó su paraguas en un receptáculo dedicado a tal fin.
—Buenos días.
Saludó para luego realizar una nueva reverencia con un gesto ligero de su cabeza.
—Preciso una audiencia con Arashikage-sama, por favor.
Solicitó entonces con el tono serio al cual estaba acostumbrado a recurrir.
Manase Mogura ingresó por el portal del Edificio del Arashikage, vestía su chaleco y su chapa en el lugar reglamentario. Dedicó una ligera reverencia al recinto como si de un lugar sagrado se tratase. Seguidamente reposó su paraguas en un receptáculo dedicado a tal fin.
—Buenos días.
Saludó para luego realizar una nueva reverencia con un gesto ligero de su cabeza.
—Preciso una audiencia con Arashikage-sama, por favor.
Solicitó entonces con el tono serio al cual estaba acostumbrado a recurrir.
Hablo - Pienso