16/05/2018, 22:50
—Vamos, perrito, déjame tranquila... —repetía una y otra vez.
Al menos el animal de compañía no era agresivo, a diferencia de los pájaros. Al contrario, parecía haberle cogido cariño a la kunoichi. La muchacha, sin embargo, no estaba tan contenta con el hecho. No le gustaban los perros, era más una persona de gatos.
De vuelta a la posada, la kunoichi se topó con la dueña de la susodicha ocupándose de la pintada del infame MataNinjas. Comprendía la frustración de la señora a la perfección, pero aquella casualidad era beneficiosa para Karma. Se plantó a uno dos metros de ella, todavía incomodada por la presencia del can. Entonces se aclaró la voz.
—Disculpe, ¿podría prestarme un poco de lo que está utilizando para limpiar ese grafiti? —solicitó con respeto—. Soy una kunoichi a la que le han encargado limpiar la estatua de la Uzukage que está en el lago, pero el crío este la ha vandalizado, como su posada, y solo me he traído un cubo y un paño.
Al menos el animal de compañía no era agresivo, a diferencia de los pájaros. Al contrario, parecía haberle cogido cariño a la kunoichi. La muchacha, sin embargo, no estaba tan contenta con el hecho. No le gustaban los perros, era más una persona de gatos.
De vuelta a la posada, la kunoichi se topó con la dueña de la susodicha ocupándose de la pintada del infame MataNinjas. Comprendía la frustración de la señora a la perfección, pero aquella casualidad era beneficiosa para Karma. Se plantó a uno dos metros de ella, todavía incomodada por la presencia del can. Entonces se aclaró la voz.
—Disculpe, ¿podría prestarme un poco de lo que está utilizando para limpiar ese grafiti? —solicitó con respeto—. Soy una kunoichi a la que le han encargado limpiar la estatua de la Uzukage que está en el lago, pero el crío este la ha vandalizado, como su posada, y solo me he traído un cubo y un paño.