17/05/2018, 00:11
Tal y como pensó, la esfera de aire golpeó con tanta fuerza el portón que éste terminó rompiéndose y cediendo. Los trozos de madera y astillas volaron en todas direcciones, lo cuál era un peligro, pero por suerte no terminó en algo mas grave de lo que ya de por sí era muy grave. La ocasión no hizo mas que desvelar hasta qué punto era una situación crítica. Dentro no había uno, ni dos, ni doce... si no doce niños. Además había un par de angeles guardianes, unas mujeres que habían velado por la seguridad de éstos hasta el momento. Pero ahí no acababa todo, no señor. También había alrededor de éste gran grupo un rebaño de ovejas.
SI, ovejas.
Bueno, en realidad tampoco era algo tan descabellado, la zona y edificio así lo acreditaban desde hacía tiempo. Para cuando Etsu quedó a la vista del par de mujeres, éstas aclamaron su ayuda para salvar a los niños, y obviamente a los animales. El Inuzuka quedó perplejo por un instante, ¿los animales tenían la misma prioridad que las vidas de esos niños? No, obvio que para él no. Lo primero era salvar a los chicos, y si algún animal hacía de las suyas y se descarriaba lo dejaría en el camino. Las prioridades claras.
—Venga, vamos —y con las mismas, ayudó a los niños a salir, así como a las mujeres —permaneced todos agarrados de la mano, somos un equipo, ¿vale? ahora vamos a salir de aquí.
Teniendo la situación, medianamente contenida, el Inuzuka comenzó a andar, alejándose de la bomba en potencia que era el maldito edificio cargado de heno. Sabía los caminos que estaban sepultados por llamas, así que se decidió por tomar en dirección contraria a por donde había entrado al circulo de llamas.
—¡Akane! ¡Kagetsuna! ¡estamos aquí! —anunció para los compañeros del improvisado equipo de salvamento.
SI, ovejas.
Bueno, en realidad tampoco era algo tan descabellado, la zona y edificio así lo acreditaban desde hacía tiempo. Para cuando Etsu quedó a la vista del par de mujeres, éstas aclamaron su ayuda para salvar a los niños, y obviamente a los animales. El Inuzuka quedó perplejo por un instante, ¿los animales tenían la misma prioridad que las vidas de esos niños? No, obvio que para él no. Lo primero era salvar a los chicos, y si algún animal hacía de las suyas y se descarriaba lo dejaría en el camino. Las prioridades claras.
—Venga, vamos —y con las mismas, ayudó a los niños a salir, así como a las mujeres —permaneced todos agarrados de la mano, somos un equipo, ¿vale? ahora vamos a salir de aquí.
Teniendo la situación, medianamente contenida, el Inuzuka comenzó a andar, alejándose de la bomba en potencia que era el maldito edificio cargado de heno. Sabía los caminos que estaban sepultados por llamas, así que se decidió por tomar en dirección contraria a por donde había entrado al circulo de llamas.
—¡Akane! ¡Kagetsuna! ¡estamos aquí! —anunció para los compañeros del improvisado equipo de salvamento.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~