17/05/2018, 01:04
Sí pensaba que Datsue lo estaba sobre llevando bien, me equivocaba, nada más al escuchar mis palabras, que no eran cien por ciento seguras. Me levanté asustado y con la guardia medio en alto por sí él consideraba tomar una represalia a la persona equivocada...
El pelinegro estaba tan molesto que tuvo que pagar su rabia con lo que tenía cercano, que por fortuna no era yo exactamente, la caja de pizza salió volando y la lata de gaseosa la aplastó con sus manos para luego terminar por comprimirla con las tejas de aquel edificio, no una, ni dos veces, múltiples veces, las suficientes como para que su sangre se esparciera por toda su piel y parte del techo.
—Datsue! Tienes que calmarte!— Sugerí mientras mostraba las palmas de mis manos que se movían suavemente hacia abajo. Mi ayuda no era de lo mejor, escuché un rugido reprimido por el ojinegro y luego le vi tirarse de sus cabellos como sí quisiera arrancarlos...
—¡Me estás diciendo, Keisuke! — Vociferó, retrocedí por instinto, me estaba poniendo un poco nervioso. —¡¿Que un hijo de puta, un pedazo de mierda, selló a Aiko y la dejó pudrirse en el fondo del mar?! — Finalmente Uchiha se levantó y empezó a caminar en círculos, hacia todos lados y a ninguno en particular.—¿Quién cojones fue? ¿Quién fue el mierdas? Exigió arrecho, por el cruel destino de la kunoichi, saber quién era el culpable.
—La persona que dio la orden no es alguien a quien puedas enfrentar.— Dije con seriedad, después de todo era la mismísima Yui quién dictaminó sentencia. —Pero... El castigo de Aiko fue secundario a la incompetencia falta de autoridad de...— Él quería un nombre, y yo se lo daría. —Debes prometer que sí tomarás represalias contra esa persona no me mencionarás por nada del mundo.— Exigí justo antes de que mencionar al verdadero culpable.
El pelinegro estaba tan molesto que tuvo que pagar su rabia con lo que tenía cercano, que por fortuna no era yo exactamente, la caja de pizza salió volando y la lata de gaseosa la aplastó con sus manos para luego terminar por comprimirla con las tejas de aquel edificio, no una, ni dos veces, múltiples veces, las suficientes como para que su sangre se esparciera por toda su piel y parte del techo.
—Datsue! Tienes que calmarte!— Sugerí mientras mostraba las palmas de mis manos que se movían suavemente hacia abajo. Mi ayuda no era de lo mejor, escuché un rugido reprimido por el ojinegro y luego le vi tirarse de sus cabellos como sí quisiera arrancarlos...
—¡Me estás diciendo, Keisuke! — Vociferó, retrocedí por instinto, me estaba poniendo un poco nervioso. —¡¿Que un hijo de puta, un pedazo de mierda, selló a Aiko y la dejó pudrirse en el fondo del mar?! — Finalmente Uchiha se levantó y empezó a caminar en círculos, hacia todos lados y a ninguno en particular.—¿Quién cojones fue? ¿Quién fue el mierdas? Exigió arrecho, por el cruel destino de la kunoichi, saber quién era el culpable.
—La persona que dio la orden no es alguien a quien puedas enfrentar.— Dije con seriedad, después de todo era la mismísima Yui quién dictaminó sentencia. —Pero... El castigo de Aiko fue secundario a la incompetencia falta de autoridad de...— Él quería un nombre, y yo se lo daría. —Debes prometer que sí tomarás represalias contra esa persona no me mencionarás por nada del mundo.— Exigí justo antes de que mencionar al verdadero culpable.