17/05/2018, 02:41
—No me siento orgulloso, pero tampoco me siento culpable.
Y, con aquellas últimas palabras, Keisuke soltó la pesada losa que ahora Datsue sentía sobre sus hombros. Una losa que, quizá algún día, terminase por enterrarle. Porque lo que acababa de contarle Keisuke era…
… Era demasiado. Mucho peor de lo que se había pensado. Lo peor que uno podía imaginarse. Se dejó caer de culo al tejado —¿o se había caído?—, y tuvo que sujetarse las manos para impedir que siguiesen temblando. Temblaban de rabia. ¿O era de miedo?
Probablemente de ambas.
—Entonces... ¿Ya tienes un plan?
Datsue abrió la boca y trató de decir algo. La voz no quiso salirle. ¿Un plan? No existía plan para aquello. No lo había. Porque, ¿qué hacer? Podía tratar de buscar alianzas en Amegakure. Daruu, Kaido… buenos amigos. Buenos amigos a los que había traicionado. ¿Cómo iban a tratar de ayudarle? La única posibilidad era que no se hubiesen enterado todavía de su traición. Que no supiesen que había sido él. Pero aún así…
Sacudió la cabeza. Podía usar su condición de jōnin. Ahora que parecía haberse ganado la confianza de Hanabi, quizá… Quizá estuviese dispuesto a interceder por él. A negociar. A por lo menos tener una mínima charla.
Pero, ¿y si todo aquello fracasaba? Su plan de salvar a Aiko por las bravas sería más peligroso que nunca. Sabrían, sin ningún tipo de duda, que había sido él. Aun cuando no le pillasen. Que esa era otra. Rescatarla por las bravas era un suicidio. ¿Debía pedirle a Keisuke que lo hiciese por él? Aquello también era lo mismo que pedirle que se suicidase.
Es más, quizá ya lo había hecho, atándose él mismo una soga al cuello contándole lo que le contó. Por un momento, Datsue se sintió conmovido. Keisuke había depositado una gran confianza en él. Había depositado su vida. «Y todo por salvar a Aiko…»
Jamás olvidaría aquel acto. Desde aquel día hasta el fin de los tiempos, estaba en deuda con Keisuke. Se prometió a sí mismo no dejarle en la estacada. Se prometió a sí mismo nunca poner su identidad en riesgo. «Y por eso no puedo decirle a Daruu ni Kaido que me ayuden con el tema de Aiko. En el momento en que lo intentasen… se sabría que Keisuke ha abierto la boca».
Miró al cielo nocturno. Aquello le superaba. En todos y cada uno de los aspectos. Y aun así…
—¿Sabes realizar el Gentōshin no Jutsu, Keisuke-kun?
Y, con aquellas últimas palabras, Keisuke soltó la pesada losa que ahora Datsue sentía sobre sus hombros. Una losa que, quizá algún día, terminase por enterrarle. Porque lo que acababa de contarle Keisuke era…
… Era demasiado. Mucho peor de lo que se había pensado. Lo peor que uno podía imaginarse. Se dejó caer de culo al tejado —¿o se había caído?—, y tuvo que sujetarse las manos para impedir que siguiesen temblando. Temblaban de rabia. ¿O era de miedo?
Probablemente de ambas.
—Entonces... ¿Ya tienes un plan?
Datsue abrió la boca y trató de decir algo. La voz no quiso salirle. ¿Un plan? No existía plan para aquello. No lo había. Porque, ¿qué hacer? Podía tratar de buscar alianzas en Amegakure. Daruu, Kaido… buenos amigos. Buenos amigos a los que había traicionado. ¿Cómo iban a tratar de ayudarle? La única posibilidad era que no se hubiesen enterado todavía de su traición. Que no supiesen que había sido él. Pero aún así…
Sacudió la cabeza. Podía usar su condición de jōnin. Ahora que parecía haberse ganado la confianza de Hanabi, quizá… Quizá estuviese dispuesto a interceder por él. A negociar. A por lo menos tener una mínima charla.
Pero, ¿y si todo aquello fracasaba? Su plan de salvar a Aiko por las bravas sería más peligroso que nunca. Sabrían, sin ningún tipo de duda, que había sido él. Aun cuando no le pillasen. Que esa era otra. Rescatarla por las bravas era un suicidio. ¿Debía pedirle a Keisuke que lo hiciese por él? Aquello también era lo mismo que pedirle que se suicidase.
Es más, quizá ya lo había hecho, atándose él mismo una soga al cuello contándole lo que le contó. Por un momento, Datsue se sintió conmovido. Keisuke había depositado una gran confianza en él. Había depositado su vida. «Y todo por salvar a Aiko…»
Jamás olvidaría aquel acto. Desde aquel día hasta el fin de los tiempos, estaba en deuda con Keisuke. Se prometió a sí mismo no dejarle en la estacada. Se prometió a sí mismo nunca poner su identidad en riesgo. «Y por eso no puedo decirle a Daruu ni Kaido que me ayuden con el tema de Aiko. En el momento en que lo intentasen… se sabría que Keisuke ha abierto la boca».
Miró al cielo nocturno. Aquello le superaba. En todos y cada uno de los aspectos. Y aun así…
—¿Sabes realizar el Gentōshin no Jutsu, Keisuke-kun?
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado