17/05/2018, 16:47
Ah, pero una sorpresa aguardaba a la joven Karma a su salida del vestuario femenino. A primera vista no vería por allí a su sensei, ni tampoco hallaría rastro alguno de su presencia. Pero, si afinaba el oído, podría escuchar su voz al otro lado de la esquina más cercana del pasillo.
—Vaya... espía, ¿eh? ... Y ahora... ¿... parece bien?
Si la muchacha iba al encuentro del joven jōnin, lo hallaría justo al otro lado de la mencionada esquina. No estaba solo, sino que junto a él había un jovencito que tendría apenas doce o trece años, complexión menuda y pelo aranjado revuelto. Sus ojos marrones estaban entrecerrados y sus dientes rechinaban de dolor cada vez que Akame le retorcía la oreja con una de sus huesudas pero curtidas manos.
—¡Karma-san! Qué bien que ya hayas terminado —la saludó el Uchiha con cierta malicia—. Ah, oh, se me olvidó presentaros. Este es Hozuki Inokichi, ¿quizás lo recuerdes de la Academia? —añadió, y luego volvió a retorcer la oreja del mencionado, arrancándole un gemido de dolor—. Inokichi-san, ella es Kojima Karma. Mi alumna.
Pareciera que el infante genin intentase hacer una reverencia —o tal vez sólo estaba tratando de librarse del agarre de Akame—, pero lo más que consiguió fue esbozar un tímido.
—E... Encantado... Karma-san...
El jōnin se dirigió entonces a su alumna, sin soltar al pobre desgraciado pelirrojo.
—Verás, Karma-san. Pasa y resulta que aquí nuestro compañero Inokichi estaba tranquilamente cambiándose en el vestuario de los chicos, cuando oyó a alguien ingresar en el de las mujeres... —le dirigió una mirada cargada de reprobación al genin—. Así que decidió que sería divertido... "Echar un vistazo". Craso error, ¿eh?
Akame tiró de la oreja del muchacho y éste se movió hacia delante, como un muñeco de trapo sin voluntad propia.
—Así que ya ves, un pervertido lo suficientemente torpe como para ser cazado al momento. ¿Qué crees que deberíamos hacer con él?
—Vaya... espía, ¿eh? ... Y ahora... ¿... parece bien?
Si la muchacha iba al encuentro del joven jōnin, lo hallaría justo al otro lado de la mencionada esquina. No estaba solo, sino que junto a él había un jovencito que tendría apenas doce o trece años, complexión menuda y pelo aranjado revuelto. Sus ojos marrones estaban entrecerrados y sus dientes rechinaban de dolor cada vez que Akame le retorcía la oreja con una de sus huesudas pero curtidas manos.
—¡Karma-san! Qué bien que ya hayas terminado —la saludó el Uchiha con cierta malicia—. Ah, oh, se me olvidó presentaros. Este es Hozuki Inokichi, ¿quizás lo recuerdes de la Academia? —añadió, y luego volvió a retorcer la oreja del mencionado, arrancándole un gemido de dolor—. Inokichi-san, ella es Kojima Karma. Mi alumna.
Pareciera que el infante genin intentase hacer una reverencia —o tal vez sólo estaba tratando de librarse del agarre de Akame—, pero lo más que consiguió fue esbozar un tímido.
—E... Encantado... Karma-san...
El jōnin se dirigió entonces a su alumna, sin soltar al pobre desgraciado pelirrojo.
—Verás, Karma-san. Pasa y resulta que aquí nuestro compañero Inokichi estaba tranquilamente cambiándose en el vestuario de los chicos, cuando oyó a alguien ingresar en el de las mujeres... —le dirigió una mirada cargada de reprobación al genin—. Así que decidió que sería divertido... "Echar un vistazo". Craso error, ¿eh?
Akame tiró de la oreja del muchacho y éste se movió hacia delante, como un muñeco de trapo sin voluntad propia.
—Así que ya ves, un pervertido lo suficientemente torpe como para ser cazado al momento. ¿Qué crees que deberíamos hacer con él?