18/05/2018, 00:24
Datsue chasqueó la lengua al oír la negativa de Keisuke.
—Es una técnica más fácil de lo que parece —dijo, cuando Keisuke aseguró que la pondría en su lista de prioridades—. Pero la gente se obsesiona en empezar por la parte más difícil: actuar de receptor. No hagas eso. Tú centra los esfuerzos solamente en enviar tus ondas de pensamientos, yo seré quien actúe de receptor. ¿Cuánto tiempo tardaste en aprender a manejar el Sunshin? —preguntó. Había visto hacerle esa técnica en su duelo con katanas. La complejidad que requería dominar dicha técnica era parecida a la de enviar tus ondas de pensamiento con el Gentōshin—. Pues lo mismo tardarás con esta. Más o menos. Has de permanecer sentado, con los ojos cerrados y manteniendo el sello de Carnero. Trata de... trata de hacer como si quisieses hablar conmigo, con la misma claridad y naturalidad que lo harías a viva voz —le aconsejó—. Sé que al principio es difícil de pillar el concepto, pero créeme, es más fácil de lo que parece. Además, es nuestra única opción para comunicarnos con efectividad.
No era como si pudiesen ponerse a enviarse cartitas para debatir el plan. Además, y aun en el caso de que semejante cosa fuese posible, era del todo menos seguro. Uno nunca sabía quién podía interceptarlas, y sería una prueba irrefutable de la traición de Keisuke.
«¿Traición de Keisuke?» Apretó los puños. No había sido Keisuke quien había abandonado a Aiko. No había sido él quien había seguido con su vida feliz y despreocupada mientras una compatriota, en parte por su culpa, moría asfixiada una y otra vez. No, el traidor era otro. Otro con nombre y apellido…
… y Datsue sabía muy bien cuáles eran.
—Tienes razón —dijo, al salir de su ensimismamiento—. Busquemos un sitio donde dormir.
—Es una técnica más fácil de lo que parece —dijo, cuando Keisuke aseguró que la pondría en su lista de prioridades—. Pero la gente se obsesiona en empezar por la parte más difícil: actuar de receptor. No hagas eso. Tú centra los esfuerzos solamente en enviar tus ondas de pensamientos, yo seré quien actúe de receptor. ¿Cuánto tiempo tardaste en aprender a manejar el Sunshin? —preguntó. Había visto hacerle esa técnica en su duelo con katanas. La complejidad que requería dominar dicha técnica era parecida a la de enviar tus ondas de pensamiento con el Gentōshin—. Pues lo mismo tardarás con esta. Más o menos. Has de permanecer sentado, con los ojos cerrados y manteniendo el sello de Carnero. Trata de... trata de hacer como si quisieses hablar conmigo, con la misma claridad y naturalidad que lo harías a viva voz —le aconsejó—. Sé que al principio es difícil de pillar el concepto, pero créeme, es más fácil de lo que parece. Además, es nuestra única opción para comunicarnos con efectividad.
No era como si pudiesen ponerse a enviarse cartitas para debatir el plan. Además, y aun en el caso de que semejante cosa fuese posible, era del todo menos seguro. Uno nunca sabía quién podía interceptarlas, y sería una prueba irrefutable de la traición de Keisuke.
«¿Traición de Keisuke?» Apretó los puños. No había sido Keisuke quien había abandonado a Aiko. No había sido él quien había seguido con su vida feliz y despreocupada mientras una compatriota, en parte por su culpa, moría asfixiada una y otra vez. No, el traidor era otro. Otro con nombre y apellido…
… y Datsue sabía muy bien cuáles eran.
—Tienes razón —dijo, al salir de su ensimismamiento—. Busquemos un sitio donde dormir.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado