18/05/2018, 02:52
(Última modificación: 18/05/2018, 02:59 por Umikiba Kaido.)
Minutos más tarde, Kaido se encontraba en el último piso, donde yacía la puerta que daba entrada al despacho de Amekoro Yui. Tomó aire e intentó destensar sus brazos a la vez de que hacía acople de esa voluntad de la que tanto solía jactarse y que parecía no encontrar por ningún lado. Mala cosa esa de que le fallase en un momento tan crítico como aquel.
Tragó saliva y abrió la puerta.
Y en su interior pudo ver que, frente a un cristal privilegiado que permitía observar cara a cara al cielo más taciturno, yacía ella; con sus brazos apoyados en su espalda, parsimoniosa y a la vez inclemente. Su silueta inconfundible la delataba —alta como las copas de las montañas de Yukio y de piel lívida como la nieve que la cubre— y cómo no, esa presencia contaminante a la par de avasalladora que se extrapola por sí sola.
«Mierda» —fue lo único que pudo pensar, aunque esperaba que no fuera lo único que tuviera para decir porque sino, la iba a pasar mal. Muy mal.
—Yui-sama —rompió el silencio, adentrándose levemente en la guarida de la líder. En su sala de sentencia—. buenas tardes. ¿Le pillo en mal momento?
Tragó saliva y abrió la puerta.
Y en su interior pudo ver que, frente a un cristal privilegiado que permitía observar cara a cara al cielo más taciturno, yacía ella; con sus brazos apoyados en su espalda, parsimoniosa y a la vez inclemente. Su silueta inconfundible la delataba —alta como las copas de las montañas de Yukio y de piel lívida como la nieve que la cubre— y cómo no, esa presencia contaminante a la par de avasalladora que se extrapola por sí sola.
«Mierda» —fue lo único que pudo pensar, aunque esperaba que no fuera lo único que tuviera para decir porque sino, la iba a pasar mal. Muy mal.
—Yui-sama —rompió el silencio, adentrándose levemente en la guarida de la líder. En su sala de sentencia—. buenas tardes. ¿Le pillo en mal momento?