1/09/2015, 20:18
Observo toda la mímica de aquella persona de cabellos rojos acercándose a él, sus pisadas chapoteaban en el agua hasta encontrarse justo en frente, sus gestos expresaban ira y desprecio al muchacho soltándole un comentario prepotente, pero al parecer esto no altero mucho a Ichiro, quizá por el sonido relajante de la catarata o el hecho de que ya las diversas aves habían vuelto a cantar, inclino su cara un poco hacia arriba, el otro muchacho era un poco más alto que él, estaban tan cerca que el aroma a humedad y cabellos mojados llenaba las fosas nasales del gennin.
No aparto la mirada de sus ojos, ¿En serio alguien extranjero le estaba buscando problemas en su propio país? Su cara se desdibujo, sus ojos cayeron un poco hacia abajo mientras soltaba un suspiro, volvió a subir su cabeza lentamente como una armonía de violines, pero en segundos abrió su boca de par en par para que sus palabras salieran con el volumen lo mas alto posible – QUE HAGAS SILENCIOO!!!- grito justo en la cara del muchacho mientras se ponía en punta de pie para estar a su altura.
Ichiro se había enojado para la reacción de aquella persona, y estaba expresando su furia en un grito. ¿Cómo no podía enojarse? Si aquellas shinobis habían invadido su espacio de entrenamiento, o ¿sería la mañana que lo traía de mal humor? Pese a todo, estaba muy frustrado que no podía entrenar.
Tras finalizar el grito, tomo una bocanada de aire gigante que soltó con fuerza por la nariz, y se anclo su mirada en los ojos del chico – ¡No ves que hay más personas presentes intentando entrenar! ¡Zopenco!.- dijo esta vez en un tono más calmado pero con la misma mirada de odio, todavía el cuerpo le temblaba tras el grito que había dejado salir, casi desde lo mas profundo de su interior.
Ichiro no era para nada una persona violenta, por lo general intentaba esquivar los problemas, pero detestaba los abusivos y solía tomar diferentes medidas para enfrentarlos, luego se giró totalmente, dándole la espalda a la persona de cabellos rojo y dio unos pasos encaminándose al lugar donde estaba en un principio, esperaba que eso hubiera sido suficiente para callar al shinobi.
No aparto la mirada de sus ojos, ¿En serio alguien extranjero le estaba buscando problemas en su propio país? Su cara se desdibujo, sus ojos cayeron un poco hacia abajo mientras soltaba un suspiro, volvió a subir su cabeza lentamente como una armonía de violines, pero en segundos abrió su boca de par en par para que sus palabras salieran con el volumen lo mas alto posible – QUE HAGAS SILENCIOO!!!- grito justo en la cara del muchacho mientras se ponía en punta de pie para estar a su altura.
Ichiro se había enojado para la reacción de aquella persona, y estaba expresando su furia en un grito. ¿Cómo no podía enojarse? Si aquellas shinobis habían invadido su espacio de entrenamiento, o ¿sería la mañana que lo traía de mal humor? Pese a todo, estaba muy frustrado que no podía entrenar.
Tras finalizar el grito, tomo una bocanada de aire gigante que soltó con fuerza por la nariz, y se anclo su mirada en los ojos del chico – ¡No ves que hay más personas presentes intentando entrenar! ¡Zopenco!.- dijo esta vez en un tono más calmado pero con la misma mirada de odio, todavía el cuerpo le temblaba tras el grito que había dejado salir, casi desde lo mas profundo de su interior.
Ichiro no era para nada una persona violenta, por lo general intentaba esquivar los problemas, pero detestaba los abusivos y solía tomar diferentes medidas para enfrentarlos, luego se giró totalmente, dándole la espalda a la persona de cabellos rojo y dio unos pasos encaminándose al lugar donde estaba en un principio, esperaba que eso hubiera sido suficiente para callar al shinobi.