18/05/2018, 14:49
Karma le dedicó una risilla nerviosa al perro. Era obvio que quería apartarlo, pero la joven no se atrevía. En su lugar, la kunoichi le acarició un par de veces la cabeza, pero con respeto, como quien toca a un animal salvaje y altamente peligroso.
—¿Por qué te haces llamar así, chico? —preguntó la muchacha, a pesar de que ya conocía la respuesta.
Su semblante se transformó en algo más serio, en contraste con la actitud inquieta que exhibía al tratar con el amigable can.
—¿Por qué te haces llamar así, chico? —preguntó la muchacha, a pesar de que ya conocía la respuesta.
Su semblante se transformó en algo más serio, en contraste con la actitud inquieta que exhibía al tratar con el amigable can.