19/05/2018, 01:21
A pesar de realizar mi mayor esfuerzo, no logré el cometido de principal de la técnica, ni siquiera me llegué a acercar remotamente al resultado, quizá era debido al agotamiento mental u a alguno otra causa, lo cierto era que Datsue lo tomó con calma y me explicó el error que cometía, sería cuestión de práctica.
El día estaba llegando a su fin y nosotros aún estábamos bajo el manto de la luna y estrellas, era por ello que necesitábamos cobijo...
"Salvar a Aiko..."
Aquella era una idea lejana muy lejana, un pensamiento que se me hacía casi imposible de plantearlo, ¿cómo podría ayudar sólo a la inmortal? ¿Cómo hacerlo? Ese era el dilema que me aquejó por varios meses, pero este día el destino había jugado en favor de la inmoral, porque me hizo encontrar a alguien que nada más al saber el estado crítico de ella no dudó en plantarse para buscar una solución.
"Parece que los dioses te debían un favor..."
Mi cuerpo descansaba en el incómodo colchón de una calurosa habitación, dejé la ventana abierta con la esperanza de que algunas ráfagas trajeran algo de frescura para mi cuerpo y mente. "Definitivamente mañana busco otro hostal..."
El mundo de Morfeo era algo que se me antojaba con dificultad, por algún extraño motivo mis parpados no pensaba, sí con anterioridad me sentía agotado, ahora me sentía creativo y atento a cada posible idea que venía a mi mente, sin embargo, con el pasar de las horas mi cuerpo terminó cediendo a una necesidad que todos sentíamos...
Múltiples rayos solares, cálidos, invadieron mi piso e hicieron que la temperatura subiera lo suficiente como para que mi cuerpo despertase rodeado de un baño de sudor.
"¿Qué hora será?" Me levanté y asomé por la ventana, el astro rey se alzaba gobernando el firmamento, en un par de horas se encontraría en su punto máximo. Después de unos cuantos minutos, en los cuales salí de mi ensimismamiento, recordé mi encuentro con el pelinegro y entonces salí corriendo a la ducha.
En cuánto lograse encontrar a Datsue, este podría notar como mis cabellos seguían mojados, incluso parte de mi ropa estaba un poco húmeda, sí había tomado una ducha encontraría una fragancia familiar a mi alrededor, la cual definiría rápidamente como el aroma del jabón del baño. —Siento la demora, tengo el sueño un poco pesado jejeje.— Reí apenado.
Hoy vestía una ropa más cómoda, una franela manga larga blanca de tela delgada, algodonosa y unos monos azul cielo, no lucía mi protector de la aldea y se me veía bastante fresco, quizá se debía a que acababa de salir de la regadera....
—¿Desayunaste?
El día estaba llegando a su fin y nosotros aún estábamos bajo el manto de la luna y estrellas, era por ello que necesitábamos cobijo...
...
"Salvar a Aiko..."
Aquella era una idea lejana muy lejana, un pensamiento que se me hacía casi imposible de plantearlo, ¿cómo podría ayudar sólo a la inmortal? ¿Cómo hacerlo? Ese era el dilema que me aquejó por varios meses, pero este día el destino había jugado en favor de la inmoral, porque me hizo encontrar a alguien que nada más al saber el estado crítico de ella no dudó en plantarse para buscar una solución.
"Parece que los dioses te debían un favor..."
Mi cuerpo descansaba en el incómodo colchón de una calurosa habitación, dejé la ventana abierta con la esperanza de que algunas ráfagas trajeran algo de frescura para mi cuerpo y mente. "Definitivamente mañana busco otro hostal..."
El mundo de Morfeo era algo que se me antojaba con dificultad, por algún extraño motivo mis parpados no pensaba, sí con anterioridad me sentía agotado, ahora me sentía creativo y atento a cada posible idea que venía a mi mente, sin embargo, con el pasar de las horas mi cuerpo terminó cediendo a una necesidad que todos sentíamos...
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Múltiples rayos solares, cálidos, invadieron mi piso e hicieron que la temperatura subiera lo suficiente como para que mi cuerpo despertase rodeado de un baño de sudor.
"¿Qué hora será?" Me levanté y asomé por la ventana, el astro rey se alzaba gobernando el firmamento, en un par de horas se encontraría en su punto máximo. Después de unos cuantos minutos, en los cuales salí de mi ensimismamiento, recordé mi encuentro con el pelinegro y entonces salí corriendo a la ducha.
En cuánto lograse encontrar a Datsue, este podría notar como mis cabellos seguían mojados, incluso parte de mi ropa estaba un poco húmeda, sí había tomado una ducha encontraría una fragancia familiar a mi alrededor, la cual definiría rápidamente como el aroma del jabón del baño. —Siento la demora, tengo el sueño un poco pesado jejeje.— Reí apenado.
Hoy vestía una ropa más cómoda, una franela manga larga blanca de tela delgada, algodonosa y unos monos azul cielo, no lucía mi protector de la aldea y se me veía bastante fresco, quizá se debía a que acababa de salir de la regadera....
—¿Desayunaste?