2/09/2015, 01:01
Sin más dilación nos pusimos en marcha. Al fin lo hicimos, aunque al paso de la abuela, por supuesto. Íbamos demasiado lentos y temía que con la vieja o sin ella la noche nos alcanzase y sabía que aquello no significarían buenas noticias ni por asomo. De hecho, todo lo contrario.
Durante el camino la anciana trataba de hacerse la interesante mediante frases cortas pero que denotaban una cierta superioridad, o algo así. No emití palabra alguna, simplemente el que se quejaba de vez en cuando era mi compañero. Yo tan solo llevé mis manos hasta las bolsillos del pantalón y saboreaba mi caramelo. Y bien que hacía puesto que pronto empezamos a ver una faceta de aquella mujer que no habíamos visto todavía y la verdad es que no me daba buena espina. Problemas, con garras y pelo se acercaban hasta nosotros.
*Ostia puta*
-Será mejor que nos preparemos para luchar- dije mientras empuñaba el kunai que aguardaba en mi portaobjetos.
Los rugidos cada vez estaban más cerca y por consecuencia cada vez eran más audibles. Hasta que tras aquellos arbustos y aquel enjambre de hojas de distintos tonos verdosos apareció aquella criatura de la naturaleza dispuesta a brindarnos una muerte dolorosa y quizás con el pensamiento de ser el plato principal de sus crías. Vete a saber. Con mi mano zurda arrojé el caramelo hasta su panza, que tenía un prominente corte cubierto de sangre oscura.
-Te estábamos esperando ¿No quieres jugar un poco, guapetón?-
No moví un solo pelo. Simplemente alcé el brazo del kunai hasta la altura de mi boca, la cual sonreía, esperando la estocada del animal. Era demasiado tarde para huir.
Durante el camino la anciana trataba de hacerse la interesante mediante frases cortas pero que denotaban una cierta superioridad, o algo así. No emití palabra alguna, simplemente el que se quejaba de vez en cuando era mi compañero. Yo tan solo llevé mis manos hasta las bolsillos del pantalón y saboreaba mi caramelo. Y bien que hacía puesto que pronto empezamos a ver una faceta de aquella mujer que no habíamos visto todavía y la verdad es que no me daba buena espina. Problemas, con garras y pelo se acercaban hasta nosotros.
*Ostia puta*
-Será mejor que nos preparemos para luchar- dije mientras empuñaba el kunai que aguardaba en mi portaobjetos.
Los rugidos cada vez estaban más cerca y por consecuencia cada vez eran más audibles. Hasta que tras aquellos arbustos y aquel enjambre de hojas de distintos tonos verdosos apareció aquella criatura de la naturaleza dispuesta a brindarnos una muerte dolorosa y quizás con el pensamiento de ser el plato principal de sus crías. Vete a saber. Con mi mano zurda arrojé el caramelo hasta su panza, que tenía un prominente corte cubierto de sangre oscura.
-Te estábamos esperando ¿No quieres jugar un poco, guapetón?-
No moví un solo pelo. Simplemente alcé el brazo del kunai hasta la altura de mi boca, la cual sonreía, esperando la estocada del animal. Era demasiado tarde para huir.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa