21/05/2018, 16:07
— Entonces tenemos que apresurarnos. Son muchos más de los que esperaba
— En eso coincido.
Tengo un par de venenos. Son toxinas hechas para atacar personas, que provocarían picos, parálisis y malestar. Eso podría darnos tiempo, aunque desconozco si el efecto en el oso será el mismo. Se los lanzo y atacamos con todo.
Jin se quedó como se había quedado, no sabía qué esperaba Juro de él. ¿Una respuesta? Pero si él era un escultor convertido a cazador a traición, ¿qué iba a saber él de venenos?
— ¿Lo hago?
— Mientras después te asegures de que estén muertos, haz lo que quieras. ¡Pero date prisa!
Despues de eso, el hombre se adentró en el recién inaugurado campo de batalla en dirección al panda paraplejico para rematarlo. Sacó un cuchillo bastante rudimentario y se lo clavó en la garganta, tras unos sonidos de ahogo el animal dio su ultimo aliento antes de quedarse inerte.
Quedaban tres pandas pequeños y el grande, los pequeños se arremolinaban alrededor del montón de bambú e intentaban coger trozos pequeños sin que el grande se sintiera ofendido y decidiese reventarlos. El grande comía y comía sin parar. A ese ritmo no les quedaba mucho tiempo. El hombre le hizo una señal de Juro de que empezase a moverse mientras se ponía tras uno de los pandas aprovechando que éste estaba pendiente de su comida.
Había ignorado a Daigo porque no tenían tiempo para ayudarle a salir de su trauma, o se espabilaba solito o Juro tendría que hacer algo.
— En eso coincido.
Tengo un par de venenos. Son toxinas hechas para atacar personas, que provocarían picos, parálisis y malestar. Eso podría darnos tiempo, aunque desconozco si el efecto en el oso será el mismo. Se los lanzo y atacamos con todo.
Jin se quedó como se había quedado, no sabía qué esperaba Juro de él. ¿Una respuesta? Pero si él era un escultor convertido a cazador a traición, ¿qué iba a saber él de venenos?
— ¿Lo hago?
— Mientras después te asegures de que estén muertos, haz lo que quieras. ¡Pero date prisa!
Despues de eso, el hombre se adentró en el recién inaugurado campo de batalla en dirección al panda paraplejico para rematarlo. Sacó un cuchillo bastante rudimentario y se lo clavó en la garganta, tras unos sonidos de ahogo el animal dio su ultimo aliento antes de quedarse inerte.
Quedaban tres pandas pequeños y el grande, los pequeños se arremolinaban alrededor del montón de bambú e intentaban coger trozos pequeños sin que el grande se sintiera ofendido y decidiese reventarlos. El grande comía y comía sin parar. A ese ritmo no les quedaba mucho tiempo. El hombre le hizo una señal de Juro de que empezase a moverse mientras se ponía tras uno de los pandas aprovechando que éste estaba pendiente de su comida.
Había ignorado a Daigo porque no tenían tiempo para ayudarle a salir de su trauma, o se espabilaba solito o Juro tendría que hacer algo.