2/09/2015, 12:04
Hacía ya un buen rato que iba detrás de Karamaru exhausto, aún así su voluntad le permitió seguir adelante un poco más, hasta que se dio cuenta de que esas escaleras suponían un desafío imposible de superar. Con nuestras fuerzas al límite, no se veía que aquella senda que nos había demostrado con creces que ascendía hasta el cielo, tuviera un final, ya que aún se perdían las escaleras más allá de las nubes.
"Es impresionante...¿Quién hizo este lugar?..."
Poco antes de desfallecer y asumir nuestra derrota, Karamaru insistió sobre devolverme el favor por el obsequio que le hice. Como si aquel ímpetu, que mostró al subir los escalones fueran debido a aquella cuestión inconclusa. -De acuerdo Karamaru-san, sin nos vemos en otra ocasión y me veo en apuros, contaré contigo para que me devuelvas el favor. Le contesté agradecido, con la esperanza de que se quedara más tranquilo con aquella cuestión.
Quizás pasaron unos treinta minutos, el oxigeno que inhalábamos brillaba por su ausencia, yo hacía un rato que me encontraba un poco mareado, es más, había comenzado a sentir extrañas alucinaciones que comenzaron a hablarme dentro de mi cabeza. Una voz metálica de un hombre, que parecía de ultratumba, y ajeno a mi, me decía en tono provocador...
"No estás preparado, no, no lo estás..."
Mis piernas se movían de forma errática y tenía que concentrarme más de la cuenta en clavar las pisadas de forma correcta, si no quería acabar cayendo hacía abajo. Me detuve un rato, sin fuerzas para avisar a Karamaru, que por su parte avanzó unos pocos metros más. Hasta que también se rindió.
Ante las palabras de decepción de mi nuevo compañero, le dije algo para subirle el ánimo. -Te diré un cosa Karamaru-san. El verdadero fracaso es no tener el coraje de intentarlo. Lo único que se interpone a la gente y sus sueños es el miedo al fracaso. Pero lo que no saben, es que el fracaso es esencial para triunfar. El fracaso nos pone a prueba y nos permite crecer. Dije con convicción para inspirar a Karamaru.
-Aún somos jóvenes, podremos intentarlo de nuevo el año que viene si quieres. Así hasta que lo logremos. Cerré el puño con fuerza para demostrar compromiso ante mis palabras.
"Es impresionante...¿Quién hizo este lugar?..."
Poco antes de desfallecer y asumir nuestra derrota, Karamaru insistió sobre devolverme el favor por el obsequio que le hice. Como si aquel ímpetu, que mostró al subir los escalones fueran debido a aquella cuestión inconclusa. -De acuerdo Karamaru-san, sin nos vemos en otra ocasión y me veo en apuros, contaré contigo para que me devuelvas el favor. Le contesté agradecido, con la esperanza de que se quedara más tranquilo con aquella cuestión.
Quizás pasaron unos treinta minutos, el oxigeno que inhalábamos brillaba por su ausencia, yo hacía un rato que me encontraba un poco mareado, es más, había comenzado a sentir extrañas alucinaciones que comenzaron a hablarme dentro de mi cabeza. Una voz metálica de un hombre, que parecía de ultratumba, y ajeno a mi, me decía en tono provocador...
"No estás preparado, no, no lo estás..."
Mis piernas se movían de forma errática y tenía que concentrarme más de la cuenta en clavar las pisadas de forma correcta, si no quería acabar cayendo hacía abajo. Me detuve un rato, sin fuerzas para avisar a Karamaru, que por su parte avanzó unos pocos metros más. Hasta que también se rindió.
Ante las palabras de decepción de mi nuevo compañero, le dije algo para subirle el ánimo. -Te diré un cosa Karamaru-san. El verdadero fracaso es no tener el coraje de intentarlo. Lo único que se interpone a la gente y sus sueños es el miedo al fracaso. Pero lo que no saben, es que el fracaso es esencial para triunfar. El fracaso nos pone a prueba y nos permite crecer. Dije con convicción para inspirar a Karamaru.
-Aún somos jóvenes, podremos intentarlo de nuevo el año que viene si quieres. Así hasta que lo logremos. Cerré el puño con fuerza para demostrar compromiso ante mis palabras.