26/05/2018, 16:42
Yui se acarició la barbilla, resopló con impaciencia y se recostó sobre el asiento, echando los brazos hacia atrás en la espalda y por detrás de la cabeza.
—Muy bien, como muchas otras espadas. ¿Y qué? —dijo.
—Muy bien, como muchas otras espadas. ¿Y qué? —dijo.