27/05/2018, 17:43
—Así que es verdad que lo ha matado… Jo-der. —claro que lo había matado. No es que pudiera decir aquello con la ligereza con la que usualmente decía cada o qué cosa. Además, la muerte de su colega era la piedra angular de aquella reunión, la de un destino que ella querría evitar a toda costa, si es que realmente existía la posibilidad de que también sucumbiera a la ira de su empleador. Kaido sabía que tenía que aprovechar semejante verdad al punto de agotarla si era necesario—. ¿Y cómo sé que no me vas a joder? No me has contado una mierda. No sé ni tu nombre. Eres shinobi, ¿no? ¿De qué Villa? ¿Cuál es tu misión? Quiero… Quiero un escrito tuyo exculpándome de toda esta mierda —y Kaido, obligado por la situación, también puso su lengua a improvisar—. Solo así te contaré lo que sé.
—Pero mujer, ¿es que realmente se te puede joder más de lo que ya estás, eh? no es como si estuvieras en la posición más privilegiada ahora mismo. Y qué mierda importa de cuál villa provengo, si la ley te caerá con el mismo peso así vayas a Uzu, Ame o Kusa. Mira —movió su vaso de en medio y juntó las manos—. estoy más que dispuesto a omitir ciertos detalles de mi jodida misión si, ¡y sólo sí! se resuelven las cosas como yo quiero que se resuelvan. Está en tus manos ayudarme. Una vez se acabe todo, podrás irte. No. Te dejaré ir, que es otra cosa. Pero no debe morir ni una persona más, y deben caer los que realmente deben hacerlo. ¿Lo pillas?
Dicho lo dicho, Kaido la miró directamente a los ojos. Mostró serenidad y un deje de complacencia. Había exigido mucho, ahora era tiempo de dar.
—Kaido. Ese es mi nombre. ¿El tuyo es Kila, acaso?
—Pero mujer, ¿es que realmente se te puede joder más de lo que ya estás, eh? no es como si estuvieras en la posición más privilegiada ahora mismo. Y qué mierda importa de cuál villa provengo, si la ley te caerá con el mismo peso así vayas a Uzu, Ame o Kusa. Mira —movió su vaso de en medio y juntó las manos—. estoy más que dispuesto a omitir ciertos detalles de mi jodida misión si, ¡y sólo sí! se resuelven las cosas como yo quiero que se resuelvan. Está en tus manos ayudarme. Una vez se acabe todo, podrás irte. No. Te dejaré ir, que es otra cosa. Pero no debe morir ni una persona más, y deben caer los que realmente deben hacerlo. ¿Lo pillas?
Dicho lo dicho, Kaido la miró directamente a los ojos. Mostró serenidad y un deje de complacencia. Había exigido mucho, ahora era tiempo de dar.
—Kaido. Ese es mi nombre. ¿El tuyo es Kila, acaso?