1/06/2018, 17:11
El jōnin guardó silencio ante la apreciación de su alumna; todavía tenía demasiadas cosas que aprender, y desde luego el Genjutsu no estaría entre sus prioridades. Siendo Iryō-nin, Karma debía concentrarse sobre todo en su formación médica. «Ya tendrá tiempo para otras cosas...»
Sin embargo, lo que sí sorprendió a Akame fue recibir una respuesta tan honesta y cortante como la que la chica le dió. No pudo evitar enmudecer durante unos instantes mientras las piezas que su mente había dibujado a partir de los datos que tenía de la kunoichi iban encajando poco a poco. Su introversión, aquella sumisión desmedida que exhibía para con la autoridad percibida, el reverso tenebroso que salía a relucir cuando se sabía en una posición de ventaja respecto a alguien más débil...
«Maldita sea, ¿por qué demonios no harán pruebas psicológicas para apuntarse a la Academia?»
Sea como fuere, aquella información rellenaba muchos vacíos y también arrojaba oscuras luces sobre la figura de Kojima Karma. Akame también captó la mirada mal disimulada que su alumna le echó a la jarra de cerveza, y de repente se le quitaron las ganas de beber. No pudo evitar que eso le molestase.
—Vaya, eh, hum... ¿Lo siento? —aventuró, volviendo por momentos a ser aquel adolescente con pocas habilidades sociales—. Bueno, ejem, quiero decir... Soy tu sensei, así que es mi deber prestarte ayuda cuando la necesites.
Escueto, dio un sorbo a la jarra de cerveza que le cayó bastante mal.
—¿Quieres comer algo? Yo me muero de hambre.
Sin embargo, lo que sí sorprendió a Akame fue recibir una respuesta tan honesta y cortante como la que la chica le dió. No pudo evitar enmudecer durante unos instantes mientras las piezas que su mente había dibujado a partir de los datos que tenía de la kunoichi iban encajando poco a poco. Su introversión, aquella sumisión desmedida que exhibía para con la autoridad percibida, el reverso tenebroso que salía a relucir cuando se sabía en una posición de ventaja respecto a alguien más débil...
«Maldita sea, ¿por qué demonios no harán pruebas psicológicas para apuntarse a la Academia?»
Sea como fuere, aquella información rellenaba muchos vacíos y también arrojaba oscuras luces sobre la figura de Kojima Karma. Akame también captó la mirada mal disimulada que su alumna le echó a la jarra de cerveza, y de repente se le quitaron las ganas de beber. No pudo evitar que eso le molestase.
—Vaya, eh, hum... ¿Lo siento? —aventuró, volviendo por momentos a ser aquel adolescente con pocas habilidades sociales—. Bueno, ejem, quiero decir... Soy tu sensei, así que es mi deber prestarte ayuda cuando la necesites.
Escueto, dio un sorbo a la jarra de cerveza que le cayó bastante mal.
—¿Quieres comer algo? Yo me muero de hambre.