3/06/2018, 16:36
«Joder, a esta chica hay que sacarle las palabras con sacacorchos... Aunque después de lo que debe haber pasado, tampoco me extraña.»
El jōnin asintió y se giró en su asiento, buscando con la mirada al orondo dueño del bar.
—¡Uma-san! ¡Una de tempura de verduras y otra de pollo teriyaki, por favor!
Desde el interior del establecimiento se pudo escuchar un sonoro "¡marchando!", y Akame volvió a girarse para encarar a su alumna con gesto satisfecho. Aquel bar no era el mejor de Uzu, ni siquiera el más barato o el más popular; pero tenía algo, una esencia de sencillez que era capaz de cautivar al cliente si sabía apreciarla. En los últimos tiempos, Akame había ganado un gran interés por aquella clase de lugares, hogareños, tranquilos, lejos del ajetreo de las multitudes. Le ayudaban a despejarse... Bueno, eso y las jarras de cerveza extra grandes que uno podía tomarse por tan sólo dos ryos la unidad.
Algo menos de diez minutos después, el robusto Uma-san se acercó a la mesa de los ninjas —la única que estaba ocupada, de hecho— con los platos que habían pedido. Una buena ración de tempura de verduras para Karma, y un plato de pollo teriyaki con arroz para Akame.
—Que aproveche —dijo el jōnin, haciendo una ligera inclinación de cabeza antes de empezar a devorar su comida—. ¿Qué te parece? —añadió poco después—. La comida de este sitio es totalmente casera, nada de precocinados y esas moderneces. Uma-san se esfuerza mucho en complacer a sus clientes.
Luego dio un gran trago a la jarra de cerveza. Las profundas ojeras que siempre adornaban su rostro parecieron palidecer por momentos, aunque desde luego iba a necesitar muchas más como esa si quería dormir algo por la noche.
El jōnin asintió y se giró en su asiento, buscando con la mirada al orondo dueño del bar.
—¡Uma-san! ¡Una de tempura de verduras y otra de pollo teriyaki, por favor!
Desde el interior del establecimiento se pudo escuchar un sonoro "¡marchando!", y Akame volvió a girarse para encarar a su alumna con gesto satisfecho. Aquel bar no era el mejor de Uzu, ni siquiera el más barato o el más popular; pero tenía algo, una esencia de sencillez que era capaz de cautivar al cliente si sabía apreciarla. En los últimos tiempos, Akame había ganado un gran interés por aquella clase de lugares, hogareños, tranquilos, lejos del ajetreo de las multitudes. Le ayudaban a despejarse... Bueno, eso y las jarras de cerveza extra grandes que uno podía tomarse por tan sólo dos ryos la unidad.
Algo menos de diez minutos después, el robusto Uma-san se acercó a la mesa de los ninjas —la única que estaba ocupada, de hecho— con los platos que habían pedido. Una buena ración de tempura de verduras para Karma, y un plato de pollo teriyaki con arroz para Akame.
—Que aproveche —dijo el jōnin, haciendo una ligera inclinación de cabeza antes de empezar a devorar su comida—. ¿Qué te parece? —añadió poco después—. La comida de este sitio es totalmente casera, nada de precocinados y esas moderneces. Uma-san se esfuerza mucho en complacer a sus clientes.
Luego dio un gran trago a la jarra de cerveza. Las profundas ojeras que siempre adornaban su rostro parecieron palidecer por momentos, aunque desde luego iba a necesitar muchas más como esa si quería dormir algo por la noche.