3/06/2018, 20:45
«Espero que no sea otro borracho... he tenido suficientes beodos para toda una vida», se dijo Karma. Le disgustaba la forma en la que el Uchiha gozaba de la bebida. El alcohol no tenía nada de malo —mientras se tomase con moderación y cuidado, por supuesto—, pero a la médico le resultaba imposible abordar el tema con una forma de pensar fría y lógica. Estaba demasiado condicionada.
Pero también tenía ese plato de tempura y la taza de té. Mientras degustaba las piezas de verdura rebozadas, una tras otra, el mundo carecía de sentido; solo estaba el sabor del manjar y la brisa veraniega. No habían deberes, preocupaciones ni su agudo complejo de inferioridad.
La mesa estaba sumida en el silencio a excepción de los sonidos característicos que se generan al comer y beber. Así fue hasta que Akame, imprevisible como una hoja en la oscuridad de la noche, lo rompió, continuando con el tema de la comida preparada y dándole la razón a la kunoichi.
—A mí no se me da mal. Cocinar, quiero decir —afirmó con neutralidad—. Oh, ¿te gusta leer, sensei? ¿Qué género de novela prefieres? —interperló, en esta ocasión con cierto grado de interés.
Pero también tenía ese plato de tempura y la taza de té. Mientras degustaba las piezas de verdura rebozadas, una tras otra, el mundo carecía de sentido; solo estaba el sabor del manjar y la brisa veraniega. No habían deberes, preocupaciones ni su agudo complejo de inferioridad.
La mesa estaba sumida en el silencio a excepción de los sonidos característicos que se generan al comer y beber. Así fue hasta que Akame, imprevisible como una hoja en la oscuridad de la noche, lo rompió, continuando con el tema de la comida preparada y dándole la razón a la kunoichi.
—A mí no se me da mal. Cocinar, quiero decir —afirmó con neutralidad—. Oh, ¿te gusta leer, sensei? ¿Qué género de novela prefieres? —interperló, en esta ocasión con cierto grado de interés.