6/06/2018, 18:32
Uma-san enarcó una ceja ante las palabas de Karma, dejando claro que para él el concepto de "comer con tranquilidad" era algo totalmente ajeno; a juzgar por el tamaño de su panza, no era difícil de creer. Sin embargo, se dio por satisfecho con la respuesta de la kunoichi y se limitó a hacer una ligera inclinación de cabeza, darse media vuelta y volver a entrar en el bar.
—¡Uma-san, otra cerv...! —se apresuró a exclamar Akame, dedo índice en alto, mas se detuvo. Sus ojos le lanzaron una furtiva mirada a Karma y no pudo evitar sentirse incómodo por la actitud que había mostrado ella antes relativa a la bebida. «Por las tetas de Amaterasu, ¿¡en serio voy a amilanarme por una genin!?»—. Nada, es igual.
El rechoncho dueño le dedicó una mirada extrañada y luego se encogió de hombros, regresando a sus quehaceres. Akame, por su parte, volvió a centrarse en la conversación... Que, recién recordaba, estaba intentando dejar atrás.
—¡Es igual! Ya tienes su nombre, si quieres buscar su obra creo que la puedes encontrar en la librería que hay cerca del Parque de los Cerezos —zanjó—. Ahora, termina de comer. Nuestro primer día de instrucción todavía no ha concluído.
—¡Uma-san, otra cerv...! —se apresuró a exclamar Akame, dedo índice en alto, mas se detuvo. Sus ojos le lanzaron una furtiva mirada a Karma y no pudo evitar sentirse incómodo por la actitud que había mostrado ella antes relativa a la bebida. «Por las tetas de Amaterasu, ¿¡en serio voy a amilanarme por una genin!?»—. Nada, es igual.
El rechoncho dueño le dedicó una mirada extrañada y luego se encogió de hombros, regresando a sus quehaceres. Akame, por su parte, volvió a centrarse en la conversación... Que, recién recordaba, estaba intentando dejar atrás.
—¡Es igual! Ya tienes su nombre, si quieres buscar su obra creo que la puedes encontrar en la librería que hay cerca del Parque de los Cerezos —zanjó—. Ahora, termina de comer. Nuestro primer día de instrucción todavía no ha concluído.