7/06/2018, 17:54
Ahí estaba otra vez. La chiquilla débil y cabizbaja, sumisa, que parecía dispuesta a no cuestionar ninguna orden. Aquella actitud de Karma estaba irritando profundamente a Akame... Principalmente porque le recordaba a él mismo tiempo atrás. Él también había sido un genin inexperto, sin criterio, que había seguido al pie de la letra cualquier orden dada por la autoridad reconocida sin hacer preguntas. Por eso le daba tanta rabia verse reflejado en su alumna.
—"Lo haré lo mejor que pueda" no será suficiente, Karma-san. Puede que seas mi primera alumna, pero te aseguro que soy un maestro extremadamente exigente. Si quieres progresar, tendrás que llenar tu camino de convicción. De lo contrario... Te quedarás en la cuneta —aseguró sin contemplaciones—. Todavía estás a tiempo de echarte atrás.
Akame le había mostrado a la novicia lo que significaba ser un ninja; entrenamientos duros e interminables que implicaban recibir numerosos golpes y tener que volver a levantarse sólo para recibir más. Le había enseñado que no podía confiar en nada ni en nadie, ni siquiera en sus propios sentidos. Y también la última certeza, el lugar donde acabaría de una forma u otra.
—"Lo haré lo mejor que pueda" no será suficiente, Karma-san. Puede que seas mi primera alumna, pero te aseguro que soy un maestro extremadamente exigente. Si quieres progresar, tendrás que llenar tu camino de convicción. De lo contrario... Te quedarás en la cuneta —aseguró sin contemplaciones—. Todavía estás a tiempo de echarte atrás.
Akame le había mostrado a la novicia lo que significaba ser un ninja; entrenamientos duros e interminables que implicaban recibir numerosos golpes y tener que volver a levantarse sólo para recibir más. Le había enseñado que no podía confiar en nada ni en nadie, ni siquiera en sus propios sentidos. Y también la última certeza, el lugar donde acabaría de una forma u otra.