9/06/2018, 18:06
Juro dedicó un breve pensamiento a su estrategia y entonces se decidió por lanzarle varias balas de aire comprimido del tamaño y la potencia de una castaña a un panda de tres metros de altura. Además, las mandó a lugares dispersos de su anatomía, haciendo más improbable que acertaran. Unas pocas acertaron de lleno, otras pasaron rezando provocando heridas superficiales, pero la mitad solo se llevaron un poco de pelaje y nada más.
Aún así, las que golpearon de lleno no parecían haber hecho nada más que llamar la atención del animal, que se giró hacia Juro y Jin enfurecido. Saltó hacia ellos desde su posición, buscando aplastarles bajo sus enormes patas. Juro tendría tiempo de sobra para apartarse, pero Jin estaba congelado por el inminente ataque del enorme panda desconocido.
Daigo, de nuevo en su vorágine de autodestrucción, se encaramó al cuello de la panda y tras darle un par de golpes para avisar al animal de su posición, decidió hacer una técnica que explotaría al contactar con la piel de la osa. Recibiendo el golpe de la técnica él mismo y salió volando por los aires como una marioneta a la que le han cortado los hilos en pleno movimiento.
Por suerte, la panda también cayó, y haciendo uso de toda la suerte que le quedaba aquel día, Daigo cayó encima de un tejado cercano, sin romperlo.
Aún así, las que golpearon de lleno no parecían haber hecho nada más que llamar la atención del animal, que se giró hacia Juro y Jin enfurecido. Saltó hacia ellos desde su posición, buscando aplastarles bajo sus enormes patas. Juro tendría tiempo de sobra para apartarse, pero Jin estaba congelado por el inminente ataque del enorme panda desconocido.
Daigo, de nuevo en su vorágine de autodestrucción, se encaramó al cuello de la panda y tras darle un par de golpes para avisar al animal de su posición, decidió hacer una técnica que explotaría al contactar con la piel de la osa. Recibiendo el golpe de la técnica él mismo y salió volando por los aires como una marioneta a la que le han cortado los hilos en pleno movimiento.
Por suerte, la panda también cayó, y haciendo uso de toda la suerte que le quedaba aquel día, Daigo cayó encima de un tejado cercano, sin romperlo.