10/06/2018, 21:09
La fuerza bruta de Shenfu Kano fue usada en su contra por la llave ejecutada de Kaido, que como una serpiente marina enroscó el brazo del cocinero para aplastarlo contra su espalda y retorcerle el hombro. Luego, le estampó contra la pared y rugió, ante una Jitsuna que se había llevado las manos a la boca.
La mujer agarró una silla y, colérica, pareció querer estamparla en la espalda del amejin. Tan solo una palabra la detuvo. Kaido aseguraba haber estado averiguando quién estaba detrás de todo aquello. Y también que Koe, su sobrina, estaba bien y a salvo… por el momento.
La silla le cayó de las manos mientras se las llevaba a la boca para contener a duras penas el llanto. El discurso encendido de Kaido terminó por preguntarles si le ayudarían o no.
Shenfu Kano se masajeó la mano dolorida. Solo había una respuesta posible.
—¡Solo tenías que haber empezado por ahí! —exclamó, sin rencores—. ¡Pues claro que te ayudaremos! ¡Por mi sobrina que te ayudaremos! ¡Bam, bam, bam! —rugió, dando tres puñetazos al cielo. Tenía las mejillas rojas por el alcohol y la mirada ligeramente enturbiada.
La mujer agarró una silla y, colérica, pareció querer estamparla en la espalda del amejin. Tan solo una palabra la detuvo. Kaido aseguraba haber estado averiguando quién estaba detrás de todo aquello. Y también que Koe, su sobrina, estaba bien y a salvo… por el momento.
La silla le cayó de las manos mientras se las llevaba a la boca para contener a duras penas el llanto. El discurso encendido de Kaido terminó por preguntarles si le ayudarían o no.
Shenfu Kano se masajeó la mano dolorida. Solo había una respuesta posible.
—¡Solo tenías que haber empezado por ahí! —exclamó, sin rencores—. ¡Pues claro que te ayudaremos! ¡Por mi sobrina que te ayudaremos! ¡Bam, bam, bam! —rugió, dando tres puñetazos al cielo. Tenía las mejillas rojas por el alcohol y la mirada ligeramente enturbiada.