13/06/2018, 01:30
Shenfu Kano y Yoku Reon estaban más que contentos con el plan. Kaido se encargaría de todo, y ellos tan solo tendrían que mantener posiciones. Luego, cuando localizasen a Koe y el amejin les generase una oportunidad, se la llevarían. Era el plan perfecto.
Al menos, en sus cabezas.
—¡No hay tiempo que perder! —exclamó el cocinero, levantándose. Su esposa le imitó el gesto. Yoku Reon, segundos después.
Cuando saliesen del barco, los cuatro se encontrarían con la tranquilidad de que el enfurecido tumulto ya se había disuelto. Aquella noche no se llenarían las arcas. Aquella noche, con suerte, tan solo vivirían para ver la luz del día siguiente.
A decir verdad, todavía no era de noche. Pero le faltaba poco, muy poco. El sol empezaba a desaparecer tras el horizonte marino, bañando el mar de destellos naranjas. El cielo, despejado; y la luna llena, vergonzosa, apenas se dejaba ver en una silueta tenue y sin brillo.
Al menos, en sus cabezas.
—¡No hay tiempo que perder! —exclamó el cocinero, levantándose. Su esposa le imitó el gesto. Yoku Reon, segundos después.
Cuando saliesen del barco, los cuatro se encontrarían con la tranquilidad de que el enfurecido tumulto ya se había disuelto. Aquella noche no se llenarían las arcas. Aquella noche, con suerte, tan solo vivirían para ver la luz del día siguiente.
A decir verdad, todavía no era de noche. Pero le faltaba poco, muy poco. El sol empezaba a desaparecer tras el horizonte marino, bañando el mar de destellos naranjas. El cielo, despejado; y la luna llena, vergonzosa, apenas se dejaba ver en una silueta tenue y sin brillo.