13/06/2018, 23:09
La técnica de Daigo golpeó con fuerza en el cuerpo del animal con la potencia suficiente para dañar tanto a la osa como al shinobi, que salió despedido hasta caer encima de una de las casas.
«Todavía puedo seguir...»
Pensó, pero era inútil. Incluso aunque se levantara las fuerzas le flaqueaban. Era imposible que aguantara en una pelea.
«Tengo que ponerme ¡Vamos! Juro-san, Jin-sensei... ¡todos confían en mí!, tengo que poner a salvo a lo civiles...»
Una vez más el peliverde se esforzó en ponerse de pie, tambaleante, y miró al lugar de donde había venido para encontrarse con que la panda también había caído.
«¿¡Lo logré!?» Pensó, lleno de emoción.
No, si la panda había caído seguro que no tardaría en levantarse como él. Tenía que darse prisa.
Con una mano sostuvo su costado, adolorido, y empezó a caminar con torpes pasos que empezaron a tomar algo más de velocidad poco a poco.
Su primer obstáculo era bajar de aquella casa donde había caído. Aquella tarea era la mar de trivial para cualquier shinobi, pero esta vez el peliverde no podía confiarse, tuvo que recurrir a toda su voluntad para no perder la concentración en un momento crítico y caer.
«Falta poco, ¡un poco más
Cuando se vio en tierra firme intentó acercarse con prisa a la escena sin perder de vista a la osa.
—¿¡Hay alguien allí!? ¡He venido a ayudar!
«Todavía puedo seguir...»
Pensó, pero era inútil. Incluso aunque se levantara las fuerzas le flaqueaban. Era imposible que aguantara en una pelea.
«Tengo que ponerme ¡Vamos! Juro-san, Jin-sensei... ¡todos confían en mí!, tengo que poner a salvo a lo civiles...»
Una vez más el peliverde se esforzó en ponerse de pie, tambaleante, y miró al lugar de donde había venido para encontrarse con que la panda también había caído.
«¿¡Lo logré!?» Pensó, lleno de emoción.
No, si la panda había caído seguro que no tardaría en levantarse como él. Tenía que darse prisa.
Con una mano sostuvo su costado, adolorido, y empezó a caminar con torpes pasos que empezaron a tomar algo más de velocidad poco a poco.
Su primer obstáculo era bajar de aquella casa donde había caído. Aquella tarea era la mar de trivial para cualquier shinobi, pero esta vez el peliverde no podía confiarse, tuvo que recurrir a toda su voluntad para no perder la concentración en un momento crítico y caer.
«Falta poco, ¡un poco más
Cuando se vio en tierra firme intentó acercarse con prisa a la escena sin perder de vista a la osa.
—¿¡Hay alguien allí!? ¡He venido a ayudar!
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.