7/09/2015, 17:52
Tantei siguió los pasos de Kazuma a través de la aldea, y aunque en más de una ocasión el estómago le rogó que dejara de pasear y parara en alguno de los tantos puestillos callejeros de comida rápida que había, el muchacho apostó por la invitación de su ex-compañero de academia. Gran decisión, porque cuando finalmente llegaron, se encontró no solo con un lugar que nunca había visitado, sino también con uno que llamó poderosamente su atención. Aún no podía estar seguro de que la comida fuera buena, pero la arquitectura escapaba de la normal, y para un adorador de todo aquello nuevo y diferente, eso era una buena señal.
Aceptó la sugerencia de su interlocutor, y sin esperar ninguna otra señal se adelantó, entró al lugar y eligió una mesa ubicada en una de las esquinas del lugar. Estaba fascinado ¿Cómo es que nunca había dado con un lugar tan llamativo? Todo ahí dentro era transparente, y eso era lo genial. Porque desde fuera, si no se prestaba suficiente atención, era como si la gente estuviera simplemente flotando ahí, con su comida levitando frente a ellos y pequeñas porciones de alimento viajando como por telepatía hacia su boca. Las mesas, las sillas, los platos y los cubiertos; todo estaba construido enteramente de un vidrio impecablemente limpio.
—Bueno... hay que admitirlo, al menos de pinta esto está muy bien —reconoció ya acomodado en su silla.
Aceptó la sugerencia de su interlocutor, y sin esperar ninguna otra señal se adelantó, entró al lugar y eligió una mesa ubicada en una de las esquinas del lugar. Estaba fascinado ¿Cómo es que nunca había dado con un lugar tan llamativo? Todo ahí dentro era transparente, y eso era lo genial. Porque desde fuera, si no se prestaba suficiente atención, era como si la gente estuviera simplemente flotando ahí, con su comida levitando frente a ellos y pequeñas porciones de alimento viajando como por telepatía hacia su boca. Las mesas, las sillas, los platos y los cubiertos; todo estaba construido enteramente de un vidrio impecablemente limpio.
—Bueno... hay que admitirlo, al menos de pinta esto está muy bien —reconoció ya acomodado en su silla.