17/06/2018, 00:31
El tajo que había lanzado Katame había sido rápido, muy rápido, pero no le había imprimido fuerza. ¿Por qué hacerlo? La carne, el músculo y los huesos del cuello eran fácilmente cercenables. No necesitaba malgastar energía contra unos meros civiles.
Cuál fue su sorpresa, que uno de ellos no lo era.
—¿Qué cojones…?
Una kodachi rivalizando contra su uchigatana. Al mismo tiempo, un brazo de agua impactando de lleno en su ya maltratado rostro. Tensó todos y cada uno de sus músculos mientras su cuerpo patinaba hacia atrás por la fuerza del golpe. Vio al cocinero escurrirse hacia el almacén. A su derecha, el caballo se encabritó, asustado.
Al frente, a tres metros, un enemigo desconocido. Y esos eran los más peligrosos.
—¿Quién coño eres? —¿Qué cojones estaba ocurriendo allí? ¿Quién le había traicionado? Su nombre acudió tan claro como el primer relámpago de una tormenta. Escupió un esputo sanguinolento—. Kila… —farfulló para sí.
Cuál fue su sorpresa, que uno de ellos no lo era.
—¿Qué cojones…?
Una kodachi rivalizando contra su uchigatana. Al mismo tiempo, un brazo de agua impactando de lleno en su ya maltratado rostro. Tensó todos y cada uno de sus músculos mientras su cuerpo patinaba hacia atrás por la fuerza del golpe. Vio al cocinero escurrirse hacia el almacén. A su derecha, el caballo se encabritó, asustado.
Al frente, a tres metros, un enemigo desconocido. Y esos eran los más peligrosos.
—¿Quién coño eres? —¿Qué cojones estaba ocurriendo allí? ¿Quién le había traicionado? Su nombre acudió tan claro como el primer relámpago de una tormenta. Escupió un esputo sanguinolento—. Kila… —farfulló para sí.