17/06/2018, 22:42
Cuando ya era demasiado tarde para reaccionar, Katame vio a Kaido activando un sello explosivo. Un sello explosivo que portaba su original, que cayó al suelo con un chillido de dolor tras la violenta explosión. Siguió gruñendo entre insultos, más como un cerdo en un matadero que como el hombre que él era.
—¡Cagonmimadre, Katame, ve a por la jodida mercancía!
Sin ella, estaban muertos. ¿Cómo explicar a la Cabeza del Dragón que habían perdido kilos y kilos de omoide? Había visto en más de una ocasión a los que le fallaban… y él no correría mejor suerte.
—¡Mátale! —rugió el Katame que se encontraba en el suelo, medio erguido y con las manos muy cerca de la entrepierna. Le seguía cayendo a borbotones la sangre de la oreja—. ¡MÁTALE! —se desgañitó con los ojos desencajados, inyectados en sangre.
Pues claro que le iba a matar. Lenta y dolorosamente. Pero debía empezar a pensar con la cabeza. Ser listo. Desvió momentáneamente la mirada hacia Kano, y torció la boca en una sonrisa. Con la velocidad del rayo, extrajo tres shurikens del portaobjetos y se los lanzó al cocinero, directo al torso.
—¡H-Jos-tia!
—¡Cagonmimadre, Katame, ve a por la jodida mercancía!
Sin ella, estaban muertos. ¿Cómo explicar a la Cabeza del Dragón que habían perdido kilos y kilos de omoide? Había visto en más de una ocasión a los que le fallaban… y él no correría mejor suerte.
—¡Mátale! —rugió el Katame que se encontraba en el suelo, medio erguido y con las manos muy cerca de la entrepierna. Le seguía cayendo a borbotones la sangre de la oreja—. ¡MÁTALE! —se desgañitó con los ojos desencajados, inyectados en sangre.
Pues claro que le iba a matar. Lenta y dolorosamente. Pero debía empezar a pensar con la cabeza. Ser listo. Desvió momentáneamente la mirada hacia Kano, y torció la boca en una sonrisa. Con la velocidad del rayo, extrajo tres shurikens del portaobjetos y se los lanzó al cocinero, directo al torso.
—¡H-Jos-tia!