18/06/2018, 21:19
Su tajo fue potente, pero no acertó. En lugar de darle un corte mortal a la criatura, se llevó su pata, dandole aún más dolor. Quizá ese animal tenía algún límite en cuanto a daños a soportar — y probablemente ese límite estaba cerca — pero con sus fuerzas, no había sido capaz de llegar.
La suerte estaba echada y había fallado. A lo lejos, los gritos de Daigo le llegaron, con un eco.
« Soy un capitán horrible » — pensó para sí. Iba a morir. ¿Cómo se enteraría su abuela y su hermana? ¿Qué dirían? ¿Cómo se sentirían?
Cerró los ojos. Lagrimas estaban a punto de salir de él. No quería morir. A pesar de que ser shinobi implicaba eso, morir joven con muchas probabilidades. Él no quería morir. No se sentía preparado. Dios, era demasiado joven. Tenía muchas cosas por hacer.
Y entonces, el oso cayó al suelo, a su lado.
Juro observó, con asombro, como varios virotes de ballesta habían acabado con la vida de la criatura antes de que se lo llevase por en medio. Jin había dado el último empujón que le faltaba y que Juro había fallado en dar. El chico se dejó caer al suelo, con un suspiro de puro alivio.
— ¿Estás bien, Juro? Esto no ha sido la operación silenciosa que yo esperaba, la verdad.
— G-Gracias... me salvaste. Creo... creo que no tengo nada grave — suspiró, aliviado. Estaba horriblemente cansado, y temió no poder levantarse. Más aún, temió la herida de su pierna —. Lo siento, yo tampoco esperaba ponernos en peligro de esta forma. Las cosas se complicaron mucho.
Juro se alegró al ver a Jin. Estaba perfectamente. La sangre que tenía no era suya, y no parecía haber sufrido herida alguna. Al menos, todo había salido bien de ese modo.
Cuando se sintió un poco mejor, se incorporó, aún sentado, para observar su herida de la pierna, y ya de paso, el resto de su cuerpo, para ver si no tenía nada grave. Después, buscaría con la mirada a Daigo, y lo encontraría, tratando de acercarse. No se veía muy bien.
— ¡Daigo! ¿Estás bien? — Juro maldijo para sí. Su subordinado estaba herido. ¿Qué clase de líder era?Otro pensamiento le asaltó, mayor que éste —. ¿El otro oso está...?
La suerte estaba echada y había fallado. A lo lejos, los gritos de Daigo le llegaron, con un eco.
« Soy un capitán horrible » — pensó para sí. Iba a morir. ¿Cómo se enteraría su abuela y su hermana? ¿Qué dirían? ¿Cómo se sentirían?
Cerró los ojos. Lagrimas estaban a punto de salir de él. No quería morir. A pesar de que ser shinobi implicaba eso, morir joven con muchas probabilidades. Él no quería morir. No se sentía preparado. Dios, era demasiado joven. Tenía muchas cosas por hacer.
Y entonces, el oso cayó al suelo, a su lado.
Juro observó, con asombro, como varios virotes de ballesta habían acabado con la vida de la criatura antes de que se lo llevase por en medio. Jin había dado el último empujón que le faltaba y que Juro había fallado en dar. El chico se dejó caer al suelo, con un suspiro de puro alivio.
— ¿Estás bien, Juro? Esto no ha sido la operación silenciosa que yo esperaba, la verdad.
— G-Gracias... me salvaste. Creo... creo que no tengo nada grave — suspiró, aliviado. Estaba horriblemente cansado, y temió no poder levantarse. Más aún, temió la herida de su pierna —. Lo siento, yo tampoco esperaba ponernos en peligro de esta forma. Las cosas se complicaron mucho.
Juro se alegró al ver a Jin. Estaba perfectamente. La sangre que tenía no era suya, y no parecía haber sufrido herida alguna. Al menos, todo había salido bien de ese modo.
Cuando se sintió un poco mejor, se incorporó, aún sentado, para observar su herida de la pierna, y ya de paso, el resto de su cuerpo, para ver si no tenía nada grave. Después, buscaría con la mirada a Daigo, y lo encontraría, tratando de acercarse. No se veía muy bien.
— ¡Daigo! ¿Estás bien? — Juro maldijo para sí. Su subordinado estaba herido. ¿Qué clase de líder era?Otro pensamiento le asaltó, mayor que éste —. ¿El otro oso está...?
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60