19/06/2018, 18:32
Los goznes chirriaron, y todos los presentes, a excepción de Karma, dirigieron su campo de visión a la entrada. Los ancianos miraron al Uchiha durante unos efímeros momentos, pero no tardaron en perder el interés y continuar con su acalorada partida. El tabernero, por otra parte, no separó sus ojos de la figura escuálida pero intimidante del joven. "¡Por fin algo que hacer!", estaría pensando.
El moreno se aproximó a la mesa donde la kunoichi andaba, enfrascada en su lectura hasta el punto de no interesarse por el recién llegado. Así fue hasta que su instructor la saludó, arrancándola de su ensimismamiento con presteza. La muchacha alzó el rostro de inmediato, como un resorte, y su expresión se contrajo en la estampa de la sorpresa al ver a su superior.
—¡Oh, Akame-sensei! Disculpa, estaba un poco concentrada —admitió a la par que Akame se sentaba frente a su persona.
El calvo tabernero agarró al vuelo la orden de su nuevo cliente y asintió con energía.
—Marchando —y se internó en la trastienda a buen paso, espantando las telarañas del tedio en el proceso.
Karma sacó apresuradamente un marcapáginas del interior de su kit médico, el cual posó entre las dos páginas donde se había quedado, para entonces cerrar el libro y depositarlo sobre la mesa. Su sensei formuló una pregunta sobre el referido poco después.
—Trata sobre un shinobi de Amegakure que se ve envuelto en un violento golpe de estado. No sabe si defender a su aldea o huir con su familia, que ha sido amenazada de muerte. Eso es lo que llevo por ahora, aunque todavía me queda un trecho —explicó con formalidad. Acto seguido se alzó y reverenció a Akame—. En primer lugar, muchas gracias por venir, Akame-sensei. Lo siento si es una molestia.
Se sentó.
—También ruego que me disculpes si esto es súbito, pero me gustaría hablar contigo sobre algo... —afirmó, como si fuese un tema de lo más crucial—. Aunque, antes de meternos a trapo... hay otra cosa que me gustaría que vieras.
La genin se lanzó a rebuscar en las entrañas de su kit médico, para poco después sacar un librillo que resultaría inconfundible para cualquiera mínimamente aficionado a ese tipo de lectura: un tomo de manga, con sus tapas y proporciones características. Lo dejó sobre la mesa, orientado hacia Akame.
La portada mostraba a una criatura de fantasía: una elfa de piel oscura y melena plateada, anatomía tonificada y extremadamente femenina, con aquellas representativas orejas puntiagudas, ataviada con una armadura medieval —de diseño poco práctico y sexualizado—, destrozada en lugares estrategicos para que sus atributos quedasen al desnudo. Mostraba una expresión de éxtasis, acuclillada de una forma tan humillante como lasciva. Sendas cadenas apresaban sus tobillos, muñecas y cuello.
El título: "La caída de Lilith-sama".
El autor: "Uzumaki Ralexion".
Karma había buscado el manga. Y tanto que lo había hecho.
—Ahora entiendo a qué te referías con que "era para adultos" —le pegó un trago al café con los ojos cerrados—. La historia de Lilith, una comandante fuerte y orgullosa. Termina siendo capturada y "entrenada" por el ejército de los humanos y luego la venden como esclava sexual en el mercado negro. Al final tanto placer la doblega y la rompe. Muy interesante; especialmente la escena donde la humillan y la violan más de cien hombres sin pausa.
»Ya me voy haciendo una idea de tus gustos... Akame-sensei.
Otro sorbo.
Silencio.
El moreno se aproximó a la mesa donde la kunoichi andaba, enfrascada en su lectura hasta el punto de no interesarse por el recién llegado. Así fue hasta que su instructor la saludó, arrancándola de su ensimismamiento con presteza. La muchacha alzó el rostro de inmediato, como un resorte, y su expresión se contrajo en la estampa de la sorpresa al ver a su superior.
—¡Oh, Akame-sensei! Disculpa, estaba un poco concentrada —admitió a la par que Akame se sentaba frente a su persona.
El calvo tabernero agarró al vuelo la orden de su nuevo cliente y asintió con energía.
—Marchando —y se internó en la trastienda a buen paso, espantando las telarañas del tedio en el proceso.
Karma sacó apresuradamente un marcapáginas del interior de su kit médico, el cual posó entre las dos páginas donde se había quedado, para entonces cerrar el libro y depositarlo sobre la mesa. Su sensei formuló una pregunta sobre el referido poco después.
—Trata sobre un shinobi de Amegakure que se ve envuelto en un violento golpe de estado. No sabe si defender a su aldea o huir con su familia, que ha sido amenazada de muerte. Eso es lo que llevo por ahora, aunque todavía me queda un trecho —explicó con formalidad. Acto seguido se alzó y reverenció a Akame—. En primer lugar, muchas gracias por venir, Akame-sensei. Lo siento si es una molestia.
Se sentó.
—También ruego que me disculpes si esto es súbito, pero me gustaría hablar contigo sobre algo... —afirmó, como si fuese un tema de lo más crucial—. Aunque, antes de meternos a trapo... hay otra cosa que me gustaría que vieras.
La genin se lanzó a rebuscar en las entrañas de su kit médico, para poco después sacar un librillo que resultaría inconfundible para cualquiera mínimamente aficionado a ese tipo de lectura: un tomo de manga, con sus tapas y proporciones características. Lo dejó sobre la mesa, orientado hacia Akame.
La portada mostraba a una criatura de fantasía: una elfa de piel oscura y melena plateada, anatomía tonificada y extremadamente femenina, con aquellas representativas orejas puntiagudas, ataviada con una armadura medieval —de diseño poco práctico y sexualizado—, destrozada en lugares estrategicos para que sus atributos quedasen al desnudo. Mostraba una expresión de éxtasis, acuclillada de una forma tan humillante como lasciva. Sendas cadenas apresaban sus tobillos, muñecas y cuello.
El título: "La caída de Lilith-sama".
El autor: "Uzumaki Ralexion".
Karma había buscado el manga. Y tanto que lo había hecho.
—Ahora entiendo a qué te referías con que "era para adultos" —le pegó un trago al café con los ojos cerrados—. La historia de Lilith, una comandante fuerte y orgullosa. Termina siendo capturada y "entrenada" por el ejército de los humanos y luego la venden como esclava sexual en el mercado negro. Al final tanto placer la doblega y la rompe. Muy interesante; especialmente la escena donde la humillan y la violan más de cien hombres sin pausa.
»Ya me voy haciendo una idea de tus gustos... Akame-sensei.
Otro sorbo.
Silencio.