1/07/2018, 02:02
El gyojin trató de seguir a Kano, que muy a pesar de haber recibido sendas shuriken en el cuerpo, aún tenía la energía suficiente como para que la euforia de la blanca le siguiese haciendo efecto. En algún momento se le iba a agotar, desde luego, así que era mejor aprovechar su ímpetu y moverse tanto como pudieran.
Y de tanto como pudieron, avanzaron; hasta dar nuevamente con una encrucijada que podía decidir destinos. Entre esos el suyo.
Kaido miró a un lado, y luego al otro. A un lado, y al otro. Finalmente, una vez más.
Luego a Kano, a los ojos.
—Escucha, ahora mismo hay dos opciones. O tomamos los dos la ruta que nos lleve hasta tu mujer y nos aseguramos de encontrar a las personas indicadas para desellar a Koe. Si voy contigo, será mejor —dijo, mientras enlazaba la Uchigatana a un tirante de su espalda y tomaba un profundo suspiro—. o lo dejo en tus manos, y voy a por Katame. Tiene los títulos de tu barco y creo que la única opción que tiene ahora mismo es salir cagando leches en Baratie. Ambos estamos al límite, así que es un tiro de moneda. Como eres el jodido contratista, lo dejo en tus manos.
Sacó de entre sus ropajes una placa metálica, y se la amarró firmemente en la frente como el ninja que era.
Y de tanto como pudieron, avanzaron; hasta dar nuevamente con una encrucijada que podía decidir destinos. Entre esos el suyo.
Kaido miró a un lado, y luego al otro. A un lado, y al otro. Finalmente, una vez más.
Luego a Kano, a los ojos.
—Escucha, ahora mismo hay dos opciones. O tomamos los dos la ruta que nos lleve hasta tu mujer y nos aseguramos de encontrar a las personas indicadas para desellar a Koe. Si voy contigo, será mejor —dijo, mientras enlazaba la Uchigatana a un tirante de su espalda y tomaba un profundo suspiro—. o lo dejo en tus manos, y voy a por Katame. Tiene los títulos de tu barco y creo que la única opción que tiene ahora mismo es salir cagando leches en Baratie. Ambos estamos al límite, así que es un tiro de moneda. Como eres el jodido contratista, lo dejo en tus manos.
Sacó de entre sus ropajes una placa metálica, y se la amarró firmemente en la frente como el ninja que era.