2/07/2018, 03:15
Hoy en día, las nuevas generaciones se quedan anonadadas con la potencia del armamento más avanzado y moderno. Potentes bombas explosivas de clase A. Peligrosos sellos explosivos. Grandes y temibles Dai Shurikens. Pero hay un dicho antiguo, casi primitivo, que los más ancianos todavía recuerdan: un arma es tan buena como el ninja que la empuña.
Kaido era la prueba viviente de ello. Un shuriken y un hilo. Eso era todo lo que había necesitado para tumbar a aquel buitre gigantesco. Había golpeado en el único punto débil. Había tirado en el momento necesario. Y el resto era historia.
El ave perdió el control, dando vueltas sobre sí misma entre sonidos agudos y chirriantes. Una sombra saltó antes de estrellarse, y el buitre cayó en picado en la mar, sumergiéndose y salpicando todo a su alrededor.
Incluso a Katame, la sombra que había saltado antes de colisionar.
—¡Cagonmimadre! ¡Muere de una jodida vez! —Sin pensárselo, saltó hacia él con la intención de estamparle un rodillazo en la cara.
Kaido era la prueba viviente de ello. Un shuriken y un hilo. Eso era todo lo que había necesitado para tumbar a aquel buitre gigantesco. Había golpeado en el único punto débil. Había tirado en el momento necesario. Y el resto era historia.
El ave perdió el control, dando vueltas sobre sí misma entre sonidos agudos y chirriantes. Una sombra saltó antes de estrellarse, y el buitre cayó en picado en la mar, sumergiéndose y salpicando todo a su alrededor.
Incluso a Katame, la sombra que había saltado antes de colisionar.
—¡Cagonmimadre! ¡Muere de una jodida vez! —Sin pensárselo, saltó hacia él con la intención de estamparle un rodillazo en la cara.