2/07/2018, 04:01
Los pies de Katame se deslizaron por la superficie del mar, al mismo tiempo que levantaba una mano y bloqueaba el puñetazo a bocajarro que Kaido trataba de propinarle. Los nudillos del amejin se estamparon en la palma dura y encallecida del pequeño dragón, quien no tardó en lanzar una patada baja lateral para hacer perder el equilibrio a su adversario.
Se oyeron unos fuegos artificiales a lo lejos. Ajenos a ellos, Taikarune seguía de fiesta.
Se oyeron unos fuegos artificiales a lo lejos. Ajenos a ellos, Taikarune seguía de fiesta.