3/07/2018, 16:08
Akame asintió, restándole importancia.
—Tu pregunta tiene sentido, Karma-san —admitió—. Pero no quiero aburrirte con los detalles. Como bien has dicho, en caso de que nos encontremos con problemas, debes quedarte en la retaguardia y cuidar mis espaldas. Si me hieren, eres mi única oportunidad de sobrevivir.
Al fin y al cabo, aquello era lo que le decían a los ninjas médicos. Todo el mundo lo sabía; no podían arriesgar sus vidas y su valioso conocimiento tontamente. Akame, aun así, confiaba en sus propias habilidades y tampoco creía que fuesen a verse en situaciones de peligro... Pero Oonindo era traicionero. Uno nunca debía confiarse.
Siguieron caminando mientras se internaban en un bosque que delataba la cercanía con las antaño fronteras de Hi no Kuni. Karma volvió a disparar con otra pregunta, esta vez mucho más común. Akame se tomó su tiempo para contestar.
—En efecto, es mi Dōjutsu. El Sharingan —contestó—. Si quieres saber algo más, me temo que tendrás que esperar a verlo en acción.
Luego, el jōnin echó un vistazo a su alrededor.
—¿Cuánto dirías que nos falta para llegar a la zona? ¿Alguna idea sobre detalles en los que deberíamos fijarnos, algo por donde empezar a buscar?
—Tu pregunta tiene sentido, Karma-san —admitió—. Pero no quiero aburrirte con los detalles. Como bien has dicho, en caso de que nos encontremos con problemas, debes quedarte en la retaguardia y cuidar mis espaldas. Si me hieren, eres mi única oportunidad de sobrevivir.
Al fin y al cabo, aquello era lo que le decían a los ninjas médicos. Todo el mundo lo sabía; no podían arriesgar sus vidas y su valioso conocimiento tontamente. Akame, aun así, confiaba en sus propias habilidades y tampoco creía que fuesen a verse en situaciones de peligro... Pero Oonindo era traicionero. Uno nunca debía confiarse.
Siguieron caminando mientras se internaban en un bosque que delataba la cercanía con las antaño fronteras de Hi no Kuni. Karma volvió a disparar con otra pregunta, esta vez mucho más común. Akame se tomó su tiempo para contestar.
—En efecto, es mi Dōjutsu. El Sharingan —contestó—. Si quieres saber algo más, me temo que tendrás que esperar a verlo en acción.
Luego, el jōnin echó un vistazo a su alrededor.
—¿Cuánto dirías que nos falta para llegar a la zona? ¿Alguna idea sobre detalles en los que deberíamos fijarnos, algo por donde empezar a buscar?