9/07/2018, 16:29
Katame tuvo que reprimir sus ganas de estamparle un katonazo a aquel cabrón. Y se tuvo que reprimir porque, de él esquivarlo, daría de lleno en toda su mercancía. No se lo podía permitir.
Le persiguió, corriendo tras él, antes de que se escondiese como una rata asustada bajo alguna mesa del comedor.
—¡¿Huyes, cobarde?! —le espetó en plena carrera—. ¡¿No tienes huevos a enfrentarme!? —preguntó, corriendo escaleras abajo—. ¡Terminemos con esto de una jodida vez!
Aquel combate se había alargado demasiado. Los dos estaban al borde del colapso, y las heridas hacían mella en los dos. De hecho, ¿cuánto llevaban combatiendo? ¿Una hora? La mayoría de los duelos no duraban ni la mitad.
Lo peor de todo es que sabía por qué Kaido huía hacia adentro. Aquel escenario limitaba sus movimientos. Si usaba sus Katones, o Fuutones demasiado potentes, corría el riesgo de hundir el barco. Y con él, su mercancía.
Rabioso, tiró la espada al suelo y formó tres sellos, escupiendo seis balas pequeñas hacia Kaido. No solo hacia él, sino desperdigadas a su alrededor para dificultar el esquive de todas.
Le persiguió, corriendo tras él, antes de que se escondiese como una rata asustada bajo alguna mesa del comedor.
—¡¿Huyes, cobarde?! —le espetó en plena carrera—. ¡¿No tienes huevos a enfrentarme!? —preguntó, corriendo escaleras abajo—. ¡Terminemos con esto de una jodida vez!
Aquel combate se había alargado demasiado. Los dos estaban al borde del colapso, y las heridas hacían mella en los dos. De hecho, ¿cuánto llevaban combatiendo? ¿Una hora? La mayoría de los duelos no duraban ni la mitad.
Lo peor de todo es que sabía por qué Kaido huía hacia adentro. Aquel escenario limitaba sus movimientos. Si usaba sus Katones, o Fuutones demasiado potentes, corría el riesgo de hundir el barco. Y con él, su mercancía.
Rabioso, tiró la espada al suelo y formó tres sellos, escupiendo seis balas pequeñas hacia Kaido. No solo hacia él, sino desperdigadas a su alrededor para dificultar el esquive de todas.