9/07/2018, 18:43
(Última modificación: 9/07/2018, 18:44 por Umikiba Kaido.)
Lo que no sabía Katame es que en cuanto se agachó para evitar la primera, las otras dos se habrían marcado una parábola mortal en las que condicionarían su movimiento e impactarían ahora a ambos costados del dragón. Era una parte fundamental de aquella técnica tan particular de su clan, y de la que no se podía estar más orgulloso de manejar.
Kaido ahora se deslizaba al ras de la puerta a la que se dirigía y ejecutó nuevamente otros sellos. Rápido y efectivo, para invocar una riada que atizaría a los pies de su oponente mientras se recuperaba del impacto de las dos primeras burbujas de agua e impediría su próximo movimiento.
Enviudadora quedaría atrapada entre el líquido baboso, y ahora Kaido ejecutaba un renovado movimiento. Su brazo apuntaba cual cañón a Katame, a un par de metros de distancia.
—¡Por Amegakure, hijo de puta!
¡Splash! su brazo se separó de su cuerpo y salió volando a rajatabla para acabar de una vez por todas con el dragón.
Kaido ahora se deslizaba al ras de la puerta a la que se dirigía y ejecutó nuevamente otros sellos. Rápido y efectivo, para invocar una riada que atizaría a los pies de su oponente mientras se recuperaba del impacto de las dos primeras burbujas de agua e impediría su próximo movimiento.
Enviudadora quedaría atrapada entre el líquido baboso, y ahora Kaido ejecutaba un renovado movimiento. Su brazo apuntaba cual cañón a Katame, a un par de metros de distancia.
—¡Por Amegakure, hijo de puta!
¡Splash! su brazo se separó de su cuerpo y salió volando a rajatabla para acabar de una vez por todas con el dragón.