9/07/2018, 20:30
Cual sería su sorpresa que, cuando se agachó, aquella sabandija, aquella piraña con aires de tiburón, había lanzado las bolas de agua con el efecto necesario para alcanzarle si permanecía en el medio.
Recibió ambos impactos en los costados y vomitó sangre. ¿Sería aquel su final? Había luchado tanto. Había sacrificado tanto. Había escapado tantas veces de la muerte… Y al final, ni Dragón Rojo, ni Uchiha Zaide, ni Yume. Sino un jodido crío de Amegakure.
Esbozó una sonrisa ensangrentada. La vida siempre había sido una caja de sorpresas para él.
Tenía los pies pegados a una sustancia de mierda. La vista se le apagaba. Oyó un grito, como un eco lejano. Entrevió una mancha borrosa que descargaba un puño sobre él. Sobre él. Sobre el jodido Katame.
Trazó un arco con la mano, y como si fuese el corte de una katana atravesó el puño de agua partiéndolo por la mitad. Tan fácil como si hubiese sido mantequilla. Y no solo eso, sino que la cuchilla de viento avanzó, letal y mortífera, hacia Kaido…
A veces, no se necesitaba más que eso. Medio metro más cerca o más lejos. Medio segundo antes o después… Eso es lo que separa a un ninja de vivir o morir.
… y desapareció a milímetros de su cuerpo. El amejin se había colocado a un par de metros, ni un milímetro más, ni un milímetro menos. De lo contrario, quizá ahora estaría en el fondo del mar.
Recibió ambos impactos en los costados y vomitó sangre. ¿Sería aquel su final? Había luchado tanto. Había sacrificado tanto. Había escapado tantas veces de la muerte… Y al final, ni Dragón Rojo, ni Uchiha Zaide, ni Yume. Sino un jodido crío de Amegakure.
Esbozó una sonrisa ensangrentada. La vida siempre había sido una caja de sorpresas para él.
Tenía los pies pegados a una sustancia de mierda. La vista se le apagaba. Oyó un grito, como un eco lejano. Entrevió una mancha borrosa que descargaba un puño sobre él. Sobre él. Sobre el jodido Katame.
Trazó un arco con la mano, y como si fuese el corte de una katana atravesó el puño de agua partiéndolo por la mitad. Tan fácil como si hubiese sido mantequilla. Y no solo eso, sino que la cuchilla de viento avanzó, letal y mortífera, hacia Kaido…
A veces, no se necesitaba más que eso. Medio metro más cerca o más lejos. Medio segundo antes o después… Eso es lo que separa a un ninja de vivir o morir.
… y desapareció a milímetros de su cuerpo. El amejin se había colocado a un par de metros, ni un milímetro más, ni un milímetro menos. De lo contrario, quizá ahora estaría en el fondo del mar.