10/07/2018, 00:29
Sus nudillos dolían. El fuego le acaloraba. El rostro de Katame desaparecía.
Hasta que paró. O mejor dicho, un destello le obligó a detenerse. Era el dragón tatuado en su nuca el que ahora brillaba con intensidad que le daba la impresión de que iba a explotar.
Pero no lo hizo. Sino que súbitamente ardió, y el cuerpo de Katame se encendió como una vela. Kaido cayó de culo y se arrastró a trompicadas mientras veía aquel acto sobrenatural suceder. El fuego consumía la carne de su oponente a su vez que le reanimaba como lo haría un ave fenix. Aunque aquello no era recuperar vida, sino renegar de ella.
El mizu bunshin juntó las manos. La antorcha habló.
—Te felicito, shinobi de Amegakure, por matar a mi hijo. Ocupa su lugar, y cumple su misión. Reniega, y una serpiente ocupará su lugar tras matarte.
—¡Muérete de una maldita vez, jodeeeer.
No entendía nada, ni lo iba a entender en un futuro inmediato. El mizu bunshin evocó una serie de sellos y arrojó una riada en forma de cascada que buscaría a apagar a Katame, literalmente, mientras se lo llevaba de paso. Así también a cualquier conato de fuego que pudiera expandirse hacia la madera del barco.
Hasta que paró. O mejor dicho, un destello le obligó a detenerse. Era el dragón tatuado en su nuca el que ahora brillaba con intensidad que le daba la impresión de que iba a explotar.
Pero no lo hizo. Sino que súbitamente ardió, y el cuerpo de Katame se encendió como una vela. Kaido cayó de culo y se arrastró a trompicadas mientras veía aquel acto sobrenatural suceder. El fuego consumía la carne de su oponente a su vez que le reanimaba como lo haría un ave fenix. Aunque aquello no era recuperar vida, sino renegar de ella.
El mizu bunshin juntó las manos. La antorcha habló.
—Te felicito, shinobi de Amegakure, por matar a mi hijo. Ocupa su lugar, y cumple su misión. Reniega, y una serpiente ocupará su lugar tras matarte.
—¡Muérete de una maldita vez, jodeeeer.
No entendía nada, ni lo iba a entender en un futuro inmediato. El mizu bunshin evocó una serie de sellos y arrojó una riada en forma de cascada que buscaría a apagar a Katame, literalmente, mientras se lo llevaba de paso. Así también a cualquier conato de fuego que pudiera expandirse hacia la madera del barco.