10/07/2018, 03:08
Shenfu Kano escuchó con atención las fúnebres palabras de su shinobi. Había vivido demasiados riesgos y aventuras aquella última noche junto a él como para tomárselo a broma. O siquiera minusvalorar sus palabras.
—¡Joder, Kaido, me asustas! —llegó a exclamar cuando Kaido llegó al punto más crítico. Luego, éste le pidió que dejase su querido y amado polvo mágico. La papada de Shenfu se bamboleó de un lado a otro como un borracho confuso—. ¡Le estás dando demasiada importancia! —exclamó, para luego mirarle, serio—. ¡Pero si tú me lo pides, Kaido, si tú me lo pides…! ¡Bam, bam, bam! —rugió, golpeándose el pecho con violencia—. ¡Al cuerno, ¿crees que no soy capaz?! ¿¡Que estoy enganchado!? ¡Shenfu Kano solo está enganchado a una cosa, y es a la mar! ¡Por las barbas de Susano’o que lo dejaré! —le prometió—. ¡Bueno, aunque un pequeño cate de fiesta en fiesta no hace daño a nadie, ¿eh?! —le guiñó un ojo, como si aquello quedase en secreto entre ellos dos.
Se levantó.
—¡He de dejarte, Kaido! ¡Todavía hay mucho que reparar en Baratie! ¡Anoche me contaste que esta misión estaba valorada, como mínimo, en una de rango B! —se llevó una mano al bolsillo…—. ¡Pero con todos los gastos que se me acumulan ahora…! ¡Y habiendo perdido la mayor fuente de ingresos del año…! —…y la mano permaneció en el bolsillo. En definitiva, que no se iba a llevar ni un roscón. Así era la vida ninja. Una acumulación de decepciones—. ¡Pero estás más que invitado a venir a comer a Baratie! ¡Cuando quieras, Kaido! ¡Esta es tu casa ahora también!
Le estrechó la mano y no se resistió a abrazarle de nuevo. Y, como antes, tuvo que sacarse unas lagrimillas de la emoción.
—¡Larga vida a Kaido, el mejor ninja de Amegakure no Sato! —Kaido le vería atravesar la puerta y sacudir el puño al cielo por última vez, mientras entonaba su característico…—¡BAM, BAM, BAM!
—¡Joder, Kaido, me asustas! —llegó a exclamar cuando Kaido llegó al punto más crítico. Luego, éste le pidió que dejase su querido y amado polvo mágico. La papada de Shenfu se bamboleó de un lado a otro como un borracho confuso—. ¡Le estás dando demasiada importancia! —exclamó, para luego mirarle, serio—. ¡Pero si tú me lo pides, Kaido, si tú me lo pides…! ¡Bam, bam, bam! —rugió, golpeándose el pecho con violencia—. ¡Al cuerno, ¿crees que no soy capaz?! ¿¡Que estoy enganchado!? ¡Shenfu Kano solo está enganchado a una cosa, y es a la mar! ¡Por las barbas de Susano’o que lo dejaré! —le prometió—. ¡Bueno, aunque un pequeño cate de fiesta en fiesta no hace daño a nadie, ¿eh?! —le guiñó un ojo, como si aquello quedase en secreto entre ellos dos.
Se levantó.
—¡He de dejarte, Kaido! ¡Todavía hay mucho que reparar en Baratie! ¡Anoche me contaste que esta misión estaba valorada, como mínimo, en una de rango B! —se llevó una mano al bolsillo…—. ¡Pero con todos los gastos que se me acumulan ahora…! ¡Y habiendo perdido la mayor fuente de ingresos del año…! —…y la mano permaneció en el bolsillo. En definitiva, que no se iba a llevar ni un roscón. Así era la vida ninja. Una acumulación de decepciones—. ¡Pero estás más que invitado a venir a comer a Baratie! ¡Cuando quieras, Kaido! ¡Esta es tu casa ahora también!
Le estrechó la mano y no se resistió a abrazarle de nuevo. Y, como antes, tuvo que sacarse unas lagrimillas de la emoción.
—¡Larga vida a Kaido, el mejor ninja de Amegakure no Sato! —Kaido le vería atravesar la puerta y sacudir el puño al cielo por última vez, mientras entonaba su característico…—¡BAM, BAM, BAM!