12/07/2018, 02:37
—¡Enhorabuena! ¡Aquí tienes tu recompensa! ¿Alguna incidencia?
El gyojin abrió el sobre y contó los billentes. A él tampoco se la iban a colar. Podría tratarse del asiduo Yuki Yuko, o incluso Yuki Yuji, pero pescado precavido vale por ...
Mil ryos. Mil jodidos ryos. E irónicamente le sabían a poco, por no decir a nada. ¿El por qué?
Por las incidencias que estaba a punto de contar.
También había hecho un reporte, pues era lo que hacían los ninja cuando querían trasladar alguna información oficial. Se la entregó al chunin y contó, brevemente, lo sucedido.
Y había sucedido de todo. Desde lo que parecía ser una misión técnicamente sencilla al descubrimiento de quiénes estaban involucrados en el asunto. El nombre de Kila salió a flote, por supuesto, y de para quién estaba trabajando. Katame —nunca supo su apellido, ni a qué aldea podía haber pertenecido— fue el protagonista principal de su historia. Sus extremas habilidades y enorme capacidad como shinobi serían el punto de inflexión que convertirían su misión en una pesadilla. En un juego por la supervivencia del más fuerte.
Y lo más importante de todo, habló de Dragón rojo. O de lo poco que sabía. Una mafia, la droga. Y poco más.
Lo del cadáver de Katame y su repentina resurrección se lo guardó para sí. Aún tenía mucho que pensar sobre ello.
—Si un tipo tan fuerte como él pertenece a esa organización, tenemos que suponer que no es el único. ¿Sabéis algo más sobre ellos, de Dragón Rojo?
El gyojin abrió el sobre y contó los billentes. A él tampoco se la iban a colar. Podría tratarse del asiduo Yuki Yuko, o incluso Yuki Yuji, pero pescado precavido vale por ...
Mil ryos. Mil jodidos ryos. E irónicamente le sabían a poco, por no decir a nada. ¿El por qué?
Por las incidencias que estaba a punto de contar.
También había hecho un reporte, pues era lo que hacían los ninja cuando querían trasladar alguna información oficial. Se la entregó al chunin y contó, brevemente, lo sucedido.
Y había sucedido de todo. Desde lo que parecía ser una misión técnicamente sencilla al descubrimiento de quiénes estaban involucrados en el asunto. El nombre de Kila salió a flote, por supuesto, y de para quién estaba trabajando. Katame —nunca supo su apellido, ni a qué aldea podía haber pertenecido— fue el protagonista principal de su historia. Sus extremas habilidades y enorme capacidad como shinobi serían el punto de inflexión que convertirían su misión en una pesadilla. En un juego por la supervivencia del más fuerte.
Y lo más importante de todo, habló de Dragón rojo. O de lo poco que sabía. Una mafia, la droga. Y poco más.
Lo del cadáver de Katame y su repentina resurrección se lo guardó para sí. Aún tenía mucho que pensar sobre ello.
—Si un tipo tan fuerte como él pertenece a esa organización, tenemos que suponer que no es el único. ¿Sabéis algo más sobre ellos, de Dragón Rojo?