15/07/2018, 14:21
—¡Genial! ¡Buen trabajo! —exclamó Juro luego de una pequeña carcajada. Aquello fue suficiente para sacarle una pequeña sonrisa. Sí, habían hecho un buen trabajo—. Te has esforzado mucho en esta misión. Nos merecemos una buena recompensa.
Mientras ambos chicos charlaban, Jin se acercó a estos apartándose de la multitud que empezaba a formarse.
—Vosotros ya habéis cumplido, si queréis podéis iros ya o ir a mi cabaña y descansar un rato, yo me ocupo de estos y de los cadáveres. No os preocupéis, no creo que queden más osos afectados, sino hubiesen aparecido como los demás —dijo y les tendió un pergamino a los chicos—. Ah, sí, podéis decirle a quien sea que informéis que me encontrará en esa misma cabaña. Es hora de pagar por mis crímenes.
—Tú no tienes la culpa. Te hiciste cargo de lo que pasó, y hoy salvaste a toda una aldea. Estoy seguro de que cuando lo contemos, lo tendrán en cuenta.
Daigo tomó algo de aire y abrió la boca dispuesto a hablar.
«No hace falta, hoy ya lo ha compenzado todo, Jin-sensei» Quiso decir, pero no consiguió que ninguna palabra saliera de su boca.
Jin se dio media vuelta para marcharse, alejándose cada vez más tanto de Daigo como de Juro.
—¡Jin-sensei! —le gritó mientras se levantaba para hacer una pronunciada reverencia—. —¡Ha sido un placer, espero volver a trabajar con usted en otra ocasión!
Ni siquiera estaba seguro de lo que quería decir con aquello, ni lo que esperaba conseguir diciéndolo. Simplemente necesitaba decirle algo al cazador antes de marcharse.
—Creo que deberíamos descansar un poco, Daigo. Los dos estamos heridos y no sería prudente regresar ahora —dijo Juro—. —Después, volveremos a la villa, si estás de acuerdo. Tenemos un pergamino que entregar, y supongo que un mensaje.
—Sí, vamos...
Ambos chicos se marcharon a la cabaña del cazador a descansar antes de dirigirse de vuelta a la aldea, donde entregarían el pergamino y comunicarían el mensaje de Jin. No sin dar crédito y recordar que Jin fue crucial para que todo el mundo haya salido con vida aquel día.
Mientras ambos chicos charlaban, Jin se acercó a estos apartándose de la multitud que empezaba a formarse.
—Vosotros ya habéis cumplido, si queréis podéis iros ya o ir a mi cabaña y descansar un rato, yo me ocupo de estos y de los cadáveres. No os preocupéis, no creo que queden más osos afectados, sino hubiesen aparecido como los demás —dijo y les tendió un pergamino a los chicos—. Ah, sí, podéis decirle a quien sea que informéis que me encontrará en esa misma cabaña. Es hora de pagar por mis crímenes.
—Tú no tienes la culpa. Te hiciste cargo de lo que pasó, y hoy salvaste a toda una aldea. Estoy seguro de que cuando lo contemos, lo tendrán en cuenta.
Daigo tomó algo de aire y abrió la boca dispuesto a hablar.
«No hace falta, hoy ya lo ha compenzado todo, Jin-sensei» Quiso decir, pero no consiguió que ninguna palabra saliera de su boca.
Jin se dio media vuelta para marcharse, alejándose cada vez más tanto de Daigo como de Juro.
—¡Jin-sensei! —le gritó mientras se levantaba para hacer una pronunciada reverencia—. —¡Ha sido un placer, espero volver a trabajar con usted en otra ocasión!
Ni siquiera estaba seguro de lo que quería decir con aquello, ni lo que esperaba conseguir diciéndolo. Simplemente necesitaba decirle algo al cazador antes de marcharse.
—Creo que deberíamos descansar un poco, Daigo. Los dos estamos heridos y no sería prudente regresar ahora —dijo Juro—. —Después, volveremos a la villa, si estás de acuerdo. Tenemos un pergamino que entregar, y supongo que un mensaje.
—Sí, vamos...
Ambos chicos se marcharon a la cabaña del cazador a descansar antes de dirigirse de vuelta a la aldea, donde entregarían el pergamino y comunicarían el mensaje de Jin. No sin dar crédito y recordar que Jin fue crucial para que todo el mundo haya salido con vida aquel día.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.